Gifts n' stars,,ᴴᵃⁿᵃᴷᵒᵘ

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—. ¿Disculpa? .–

—. ¿Podrías simplemente seguirme a la sala del consejo estudiantil Yugi-kun? Solo haces las cosas más difíciles .– y acto seguido el pelirrojo lo tomó de la muñeca sin previo aviso

—. Pero yo soy Ts–

—. Es realmente urgente, no hagas preguntas hasta que lleguemos con el presidente .–

Tsukasa maldijo a sus padres por hacerlos tener el mismo corte de cabello desde que tiene memoria. Era divertido cuando podía echarle la culpa a su gemelo de alguna travesura suya, pero no cuando prácticamente lo arrastraban en contra de su voluntad y haciendo uso de su poder político en su contra.

Solo había olvidado su almuerzo en el aula y ya lo andaban amonestando por eso. Encima ese idiota lo estaba llevándolo con el presidente sin darle explicaciones.

Era injusto, podría noquear a Akane de una patada, pero le prometió a su madre no mandar a nadie más al hospital en lo que va del año, además, ella le habia prometido una consola nueva por su cumpleaños si lo hacía.

Por esa única razón el vicepresidente del consejo estudiantil seguía vivo después de haber hecho contacto físico con Tsukasa sin habérselo consultado.

Pero una vez tenga esa consola en manos, podría olvidarse de la tregua y volverlo castaño del susto que le iba a dar.

¿Ahora que había hecho mal?

No se había metido en problemas, ni causado peleas entre sus compañeros por diversión, hoy había escogido el camino de la paz ¿y así es como la vida se lo agradecía?

Desafortunado, su cara reflejaba exactamente como se sentía.

—. O-oye, no te enojes conmigo, solo sigo órdenes .–

Oh, bueno, ahora tendría que hacerle saber al rubio de pacotilla del consejo que Tsukasa Yugi Y Amane Yugi son dos personas completamente diferentes.

De una forma amable.

Pero primero quería ver qué tenía que ofrecerle, le causaba intriga la razón del porque se le necesitaba con tanta urgencia a su hermano. Él era tan pacífico y casi imperceptible, imposible que se le esté regañando o premiando. Amane era un chico tan callado que si su nombre no estuviera en la lista de alumnos, nadie sabría que está ahí.

¿Qué podrían necesitar de él con tanta urgencia?

Los pasos de ambos jóvenes resonaban en el pasillo siendo amortiguados por el bullicio de conversaciones a la distancia y el ajetreo propio de el receso.

Tsukasa meditaba en silencio las intenciones de los mayores con él mientras creían que era su gemelo, se sintió al principio algo ofendido, pero ahora solo pensaba en el porqué de sus acciones.

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Llegaron al salón algo alejado donde se encontraba Teru Minamoto. Sin tocar la puerta, Akane la abrió dejando ver el semblante tranquilo y algo inquietante del rubio.

Sentado sobre una de las sillas casualmente, con un bolígrafo de punta fina en mano y varias hojas de papel en su escritorio.