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Puede que esté castigado, pero al menos tenía su teléfono y el número del blondo grabado.

Si, ambos llegaron bastante tarde a sus hogares, más de lo usual, y al menos Tsukasa no tuvo remedio en decirles a sus padres que Amane lo había olvidado en la entrada.

Los señores Yugi no eran tan estrictos como parecían, solo eran una pareja de introvertidos. Sin embargo, no podían permitir que sus hijos vayan a desobedecer las pocas reglas fijas que tenían en casa, como llegar temprano a la casa o mínimo avisar si llegarían tarde.

Solo era un fin de semana sin poder salir, no era para tanto la verdad, igualmente Amane difícilmente salía de su habitación.

Igualmente, estaba concentrado en otra cosa más importante que recordar ese tonto castigo que se ganó por descuido, un descuido con nombre y apellido.

« Kou Minamoto »

Lo guardo con su nombre completo, no por falta de ganas, si no por costumbre, tenía hasta a su mejor amiga agregada con su nombre entero... Y un emoji de rábano.

Miraba su pantalla, inseguro, sin saber que hacer ¿debería decirle hola o esperar que el haga el primer movimiento?

Era cobarde de su parte, pero estaba nervioso, mucho. Tampoco sabía cómo iniciar una conversación de todas formas. Quería acercarse a Kou tanto como pudiera, llamar su atención con algo más que regalitos anónimos.

Quería al menos ser su amigo.

Pero no podía, estaba paralizado. Además, sus nervios se intensificaban con la sola idea de ser descubierto por el ojiazul como su admirador secreto.

Ese misterio no debía ser rebelado de una forma tan espontánea.

Desde un inicio sabía que permanecer en el anonimato lo iba a aburrir tarde o temprano y querría gritarle en la cara sus sentimientos en algún punto.

Pero ese no era el momento, no aún. Todavía había muchas cosas que hacer.

Tiro su celular en la cama dejándose caer a el mismo al costado, mirando su techo blanquecino con algunas pocas pegatinas desgastadas de estrellas.

Alguna vez estás brillaban en la oscuridad para combatir su miedo esta, pero ahora solo estaban ahí llenandose de tierra y sin brillo.

Brillo.

Una idea arrollo su mente haciéndolo levantar de golpe hacia el escritorio.
¿Porqué torturarse con ese dilema si podía ponerse manos a la obra con el regalo del día de mañana?

Mañana era viernes, viernes con v de vacaciones de medio año acercándose.

Le quedaban unas pocas semanas al ciclo escolar para terminar y dar por concluido el primer periodo del año.

Luego de eso estaba el festival de primavera y otros eventos a los cuales dejo de asistir cuando creció.

Aunque, ahora que lo piensa, no sonaría mal ir una vez más, aunque con otros motivos más que solo ir a consumir alimentos típicos y usar una yukata que ya ni era de su talla.

Agarro de su cajón algunos potes de brillantina, stickers que tenía ordenados por color y una cartulina con algunos marcadores.

Hoy se sentía creativo, inspirado.

Miro por última vez el aparato electrónico en su cama, negó con la cabeza y se centro en su tarea.

Claro, hasta que cinco minutos después escucho el sonido de una notificación y se tiró encima del celular.


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Le dijo un simple « hola ».

En realidad quería decirle "Oye Yugi-kun, tengo altas sospechas de que tú eres quien me está acosando y dejando regalos en mi carpeta cada mañana".

Claro que no podía iniciar una conversación así, era no solo raro si no descortés realizar esas afirmaciones tan graves.

Lo bueno es que ni bien mando el mensaje, fue correspondido con uno exactamente igual de parte del azabache.

Era rápido.

Sostuvo el aliento mientras leía el siguiente mensaje escrito por Amane que decía « ¿Qué tal tu día? (⁠◡⁠ ⁠ω⁠ ⁠◡) ». Realmente era lindo que usará kaomojis en vez de emojis convencionales.

Se emocionó bastante, de hecho sonrio inconscientemente mientras leía.

Pero no podía dejar esperando todo el día al más bajo solo por quedarse embobado con un mensajito, tenía que responder.

Pensó rápidamente en preguntar por su día, así que movió sus dedos sobre el vidrio rápidamente y envío sin leer.

« Hoy fue un día lindo, como tú »

Quiso decir "que tal tú", pero no sé dió cuenta cuando el autocorrector le jugó una mala pasada.

Su sonrisa se esfumo y quiso borrar el mensaje, desinstalar la aplicación y vender el celular. Pero ya lo había leído.

—. Oh Dios... ¿¡Kou como puedes ser tan imbécil!? .– se dió duro con la palma en toda la frente, resonó en toda la habitación de hecho.

Y antes que le diera tiempo a seguir resondrandose, el pitido de la notificación de mensaje lo saco de su bola de nieve.

« Oh! Me alegro mucho . . . Yo también creo que eres lindo (⁠ ⁠ꈍ⁠ᴗ⁠ꈍ⁠) »

Lindo.
Amane creía que era lindo también.

Y la sonrisa boba regreso a apropiarse de sus labios.

Gifts n' stars,,ᴴᵃⁿᵃᴷᵒᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora