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Hoy fue diferente.

No solo por el regalo de hoy, que fue una pequeña manualidad de un árbol de cerezo decorado con escarcha y marcadores.

Ahora hablaba con Minamoto ocasionalmente por mensaje de texto, conversaciones casuales, a veces preguntando por una tarea y otras simplemente para pasar el rato.

Pero hoy el blondo se le había acercado a la hora del almuerzo con una simple pregunta que casi lo hizo caer de la silla.

—. Yugi-kun ¿Quisieras comer conmigo hoy? .– se acercó con su bento en mano y una sonrisa radiante.

Si era algo difícil disimular sus sentimientos por mensaje, hacerlo en persona frente a frente era diez veces más complicado.

Pero al menos ahora no se paralizó.
Era la segunda vez que interactuaban después de todo.

A pesar de que la semana pasada hasta se tomaron de las manos, hasta el momento no tuvieron el valor de volver a hablar directamente, no la menos hasta ahora viernes.

Amane comenzaba a creer que los viernes eran su día de suerte.

Este día Nene le aviso que no podrían almorzar juntos, tenía bastante que hacer en el club de jardinería para el evento que se celebraría en las vacaciones.

No era obligatorio la asistencia, pero Yashiro era demasiado responsable como para ser a su suerte a sus vegetales.

Estaba algo decaído antes de que llegara Kou por eso.

—. ¡C-claro...! .– asintió repetidas veces, tanto que le dolió la cabeza un poco.

Por un segundo creyó que era una broma pesada como las que solían hacerle cunado era mucho más pequeño. Pero Kou era diferente, el era un buen chico.

Tal vez el mejor chico que jamás había conocido, eso mismo lo hizo enamorarse de él tan profundamente.

Se levantó de su asiento mientras seguía a Minamoto por los pasillos iluminados y llenos de alumnos. Realmente no me importó todo el ajetreo propio de los adolescentes de su edad en pleno recreo , en otras ocasiones hubiera preferido retirarse a una zona alejada a comer.

Toda su atención se centró en Kou.
Como si no pudiera quitar sus ojos de el.

Caminaron hasta llegar casi a los edificios antiguos, ya no había casi gente, de hecho solo estaban ellos dos en el lugar.

Finalmente se sentó en uno de los últimos escalones. La luz de colaba por el vitral geométrico del descanso entre los dos pisos. El rubio se veía tan lindo con esa iluminación.

Con unas palmadas a su costado le hizo saber al azabache que quería que se siente a su lado, Yugi prácticamente se tiró, está aún nervioso.

—. Bueno... Antes que nada, lamento lo de la semana pasada, no quería distraerte tanto que olvidarás a Tsukasa, espero que tus padres no se hayan enojado tanto contigo .– suspiro con culpa mientras abría cajita de bento.

Oh, hasta había olvidado la regañadiza que le dieron. Realmente no le daba tanta relevancia, tenía una buena relación con sus progenitores.

—. No hay de que disculparse, igualmente me dieron un castigo bastante blando, estoy bien .–

—. De todas formas quería disculparme en persona, además ¿No sería bueno seguir conociéndonos? .–

Los palillos descartables en sus manos temblaron un poco.

Claramente había saltado sospechas la vez pasada que estuvieron juntos, era un poco obvio que Amane tenía todo para ser el admirador secreto.

Sin embargo ¿eso realmente importaba ahora?

Ya había considerado dejar de esconderse y lanzarse al lago de sentimientos que tenía un su corazón para confesar su amor.

No podía huir por siempre.

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Tal vez no lo haría en este momento exacto, pero ya tuvo suficiente de expresar su amor tímidamente en cartas y papelitos.

Ya tenía que ponerse manos a la obra si quería lograr decirle de la forma en la que quería a Kou sus sentimientos por el.

Escuchaba hablar al rubio de diversos temas, respondiendo levemente a veces mientras imaginaba en su mente todas las posibles opciones que tenía.

En primera instancia, ya tenía decidido el momento, el festival.

Ahora la cuestión era el averiguar ¿cómo?

Comía lentamente cada bocado de su almuerzo tratando de pensar en una forma concreta. Le aterraba ser rechazado como esos jóvenes enamorados que se confesaban con una cartulina y un ramo en mano.

El quería ser diferente, porqué quería demostrarle al ojiazul de lo que era capaz.

Divagó tanto que no se dió cuenta cuando volvió a sonar el timbre, anunciando así el termino del receso.

Pero Minamoto sin remedio guardo sus cosas y volvió a tomarlo de la mano como esa vez, parecía involuntario, como una dulce inercia.

—. Estamos bastante lejos ¡Si corremos llegaremos temprano! .– dijo con la mirada fija en el frente y su caja de bento en la otra mano.

Era increíble su capacidad de no notar la connotación romántica de la situación, como si estuviera completamente obviando el hecho de que él podría ser esa persona enamorada que le manda regalos diarios.

Se pregunto mientras sus piernas hacían el mayor esfuerzo para seguirle el paso al rubio y al mismo tiempo dejar de temblar.

Sus manos eran cálidas y suaves.

No le molestaría si en otra oportunidad lo volviera a hacer correr como alma que sigue el diablo con tal de obtener ese tacto.

Tal vez comer sin Yashiro no era tan malo después de todo.

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⏰ Last updated: Apr 29 ⏰

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