•°¿Amor correspondido?°•

81 4 0
                                    

•.•.•.•.•

Me gusta porque tiene un ángel en su sonrisa y mil demonios en su cabeza.

Att. Keisuke Baji.

•.•.•.•.•

Hace nueve años...

-¡Detente tramposa! -El pelinegro corría a toda velocidad detrás de la chica- ¡No corras tan rápido! -Tropezó con una roca pero logró estabilizarse antes de caer por completo-

-¡Me saludas a tu amigo el piso! -Se burlaba de él mientras reía a carcajadas- ¡Eres muy lento, Keisuke!

Estaban jugando en el mismo parque en donde Mikey conoció a la albina unas semanas antes. Ese día, sus madres decidieron encontrarse para charlar un rato y de una vez decidieron llevarse a sus hijos para que jugarán juntos.

-Miralos, que lindos se ven -La madre de Shira miraba a los pequeños con ternura, rió levemente al notar lo traviesa que era su hija-

-Esos dos son un completo caso -Argumentó la madre de Baji mientras reía-

Baji perseguía a Shira por el lugar ya que ella le había quitado una piedra que había encontrado, según él se parecía a la cabeza de un gato.

-¡Ya devuélveme eso!

-¡Obliga!

Justo en ese momento, Baji logró alcanzar a la chica y jaló la manga de su camiseta haciendo que se cayera, y por el impulso él también se cayó.

-¡Eres un tonto, Keisuke! -Estaba muerta de la risa, su risa contagió al pelinegro-

-Fué tu culpa -aseguró el chico aún entre risas-

Ella trató de levantarse pero él se lo impidió, la tomó por el brazo y la abrazó aún en el suelo.

-¡Suéltame!

-Nooo -Canturreo divertido-

-No te soporto -Se rió-

Después de charlar un rato, al pequeño azabache se le ocurrió una idea muy infantil.

-Shira, cásate conmigo.

-¿Eh? -Los miró confundido-

-Eres mi mejor amiga, y quiero que seas muy feliz cuando crezcas, así que si no tienes a nadie en el futuro, me gustaría que estés a mi lado -ideó muy emocionado-

-¡Que gran idea! -Con brillos en sus ojitos azules se levantó del suelo y obligó a Keisuke a que hiciera lo mismo- Eres un genio.

-Lo sé -Sonrió orgulloso- ¡Vamos a decirle a mi mamá!

Corrieron felices, tomados de la mano hasta donde estaban sus madres quienes los miraban con una sonrisa tranquila preguntándose qué tramaba el par. Los dos eran lo que se conoce como angelitos disfrazados.

𝐄𝐥 𝐚́𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐓𝐨𝐌𝐚𝐧 | 𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now