Capítulo 2

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El sol posaba tranquilo en el cielo, rodeado de un par de nubes que amenazaban con acabar el buen día que nos estaba regalando. 

Yo me encontraba sentada en el auto mordiendo mi labio con nerviosismo y mirando en dirección a la ventana de la habitación 606.

- Sophi, es un psicópata, le divierte asustar a las personas, no dejes que te ponga nerviosa. - Mamá me hablaba del otro lado de la línea.

- Lo sé.- mordí mi labio con un poco más de fuerza y eché la cabeza hacia atrás en el asiento- es solo que, nunca había tenido un paciente que solo con mirarme me pusiera los pelos de punta.

- Ignóralo, cielo. Ve haz lo que tengas que hacer, y vuelve tranquila a casa. Te llevaré un poco de lasagna para que tengas en el congelador.

Sonreí y miré el reloj del auto.

- De acuerdo, gracias. Ya debo irme pero te veré esta noche.

- Suerte.

Se despidió y colgué. Acomodé mi cabello en un rodete y dejé caer unos pequeños mechones encuadrando mi rostro. Tomé mi tarjeta de pase, y salí del auto en dirección al edificio.

- Hola Sta. Miller - Steve me recibió y yo le devolví el saludo con una sonrisa.- Hoy estarás conmigo, la Doctora Harley tuvo una emergencia en el piso tres.

Asentí comprendiendo lo delicado de la situación, era el pabellón de los suicidas.

- Ven, acompáñame. - Se dispuso a caminar hacia el elevador y yo le seguí casi pisándole los talones.

- ¿No esperaremos a los demás?

- Si llegan tarde, no es mi problema. - dijo en un tono seco. Yo asentí despacio y me quedé en silencio a su lado esperando que las puertas del ascensor se abrieran.

Los números rojos del elevador fueron bajando hasta llegar al cero y el metal se abrió frente a nuestras narices, me quedé estática. 

Dos enfermeros y un guardia de seguridad escoltaban al paciente de la habitación 606. Este traía unos joggin grises, una sudadera negra con escote en v, y por supuesto, lo que más llamó mi atención, unas agarraderas de cuero que lo sujetaban de las muñecas.

Nuestros ojos se encontraron y sentí que su mirada quemaba sobre la mía, había tanta tensión y electricidad en el ambiente, que no me hubiera sorprendido que se quemara un foco, o que de pronto empezara a salir humo de las paredes.

Las manos de Steve se posaron en el hueco de mi cintura, en indicación de que me moviera hacia a un lado para darles paso, y mantener la distancia. 

Él caminó a paso normal y con cada golpe de su pie sobre el suelo yo sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho. Todo en su ser parecía estar siendo rodeado por una nube negra de maldad que quería absorberte, era como si gritaran tu nombre al pasar para que te unas a esa malicia infinita.

Caminó hasta pararse a mi lado, y sin separar sus ojos de los mío sonrió de manera sínica, se inclinó sobre su pie izquierdo, quedando así aún más cerca de mi y con su aliento cálido rozando mi oreja susurró.

- Hola Sophi - Tragué saliva con nerviosismo, y por instinto di un paso hacia atrás, agrandando mi distancia con él. Para los presentes el simplemente se acomodaba el calzado con ese movimiento, se encargó de que su voz fuera lo suficientemente baja como para que solo yo pudiera oírlo.

Su voz era peligrosamente cautivadora, parecía melodiosa y aterciopelada, el tipo de voz que te canta la balada de la muerte antes de ponerte a dormir. Relamí mis labios ante la sequedad de mi boca y sus ojos viajaron de los míos hasta ese pedazo de piel, pude verlo luchar con el impulso de decir algo más. Su mirada se volvió a encontrar con la mía, pero a diferencia de la primera vez que me miró, en vez de querer matarme, parecía querer devorarme, y no se cual de las dos ideas me parecía más aterradora.

606 [pausada]Where stories live. Discover now