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El día estaba lindo. No hacía ni frío ni calor. Songguk se había levantado bastante temprano a decir verdad, para ser las siete de la mañana y que el menor se encontrara rumbando por el pasillo solo porque iba a asaltar la heladera; ya era un motivo para darse cuenta que no iba a volver a dormir.

Jungkook miró el reloj que se encontraba en su mesita de luz. Suspiró, se sentó en la cama y luego se quedó mirando el suelo, como si fuera que este le iba a solucionar las mil y unas respuestas que necesitaba en su cabeza. Aún así, salió de su trance cuando Songguk entró a la habitación y se quedó parado en la puerta.

— ¿Sucede algo? ¿Estás con hambre?

Hubo un silencio.

— ¿Puedo decirle a Lisa que venga hoy?

— Pero hoy es el día libre de ella —Kook miró como Songguk hacía puchero—. ¿Quieres dejarla sin descanso?

— No es eso —Songguk se acercó a la cama cuando Jungkook le hizo un gesto de que se acercara. El menor se subió al colchón y se recostó al lado de su padre. Aún vestía pijama, así que Kook lo adentró bajo las frazadas—. Hoy mamá está cumpliendo años.

Cierto, lo había olvidado.

Todos los años tenían la tradición de pasar ese día los tres juntos, viendo películas, comiendo helado y al final de la noche; comían pollo, la comida favorita de Soojin. El día comenzaba con Songguk cantándole el feliz cumpleaños y con un Kook todo durmiente a su lado.

Sin embargo, hoy era diferente. Este año era diferente.

Jungkook apretó sus labios y lo siguiente que hizo fue abrazar a su pequeño. Songguk se refugió en el pecho de su papá y empezó a llorar, entre el llanto lo acompañaban sollozos fuertes, algunos le quitaban el aire.

— Llamaremos a Lisa para ver si quiere venir —Kook intentó tranquilizarlo, abrazándolo y acariciándole la espalda—. Llorá tranquilo hijo, papá está aquí.

Estuvieron así diez minutos. Hasta que Songguk se calmó y volvió a sonreír. Jungkook lo observó y se sintió estúpido por no saber cómo ayudarlo en situaciones como estás. Podía jurar que su presencia le hacía bien a su hijo, pero aún faltaba algo más.

— ¿Quieres llamarla tu? ¿O quieres que la llame yo? —Kook preguntó, mientras buscaba su celular en la mesita de luz.

— Yo —Son se apresuró en hablar—. Sé que puedo convencerla.

El pelinegro no dijo nada, solo asintió con la cabeza y buscó el número de Lisa entre sus contactos. Cuándo esté estaba ya abierto, presionó en el botón verde que indicaba para llamar, luego, se lo dió a Son.

Del otro lado de la línea, se escuchó una voz somnolienta.

— ¿Mmgh, quién habla?

Songguk soltó una risa traviesa al escucharla, podía jurar que todavía se encontraba dormida.

— Hola Li, soy Songguk.

— Songguk, mghhh. ¿Qué sucede, corazón?

— ¿Quieres venir a pasar el día con nosotros? Me siento mal.

— ¿Cómo que te sientes mal? ¿Tu papá está despierto? ¿Ya se lo dijiste? Voy en camino —ahora su voz se escuchaba despierta.

— Ya se lo dije, papá está aquí conmigo. Tengo muchas ganas de llorar.

— En diez minutos llego.

Y la llamada terminó.

Hubo nuevamente silencio en la habitación.

Jungkook se movió en la cama y antes de soltar la bomba, decidió prepararse por si Songguk tenía una crisis.

— Oye, Son —lo llamó, logrando que el menor lo mirase—. ¿Quieres comentarme que es lo que sucedió con tu mamá y el chico que era su novio?

Songguk lo miró unos segundos, luego, su vista viajó al suelo.

— ¿Prometes que no te vas a enojar con ella? Estoy seguro de que no lo hizo con la intención de hacerme daño, mamá no es una mala persona.

Jungkook tragó saliva.

— Necesito que me comentes que es lo que sucedió para yo poder ayudarte.

El menor asintió con la cabeza.

Se acomodó bajo las frazadas, quedando abrazado al cuerpo de su papá. Suspiró y tragó saliva cuando sintió que era el momento, hacia tiempo que callaba y necesitaba liberarse.

— Mamá me tocó —empezó a hablar—. Me pegó muchas veces con la cosita esa dura del cinto —Jungkook pasó saliva, sabía que Son se refería a la hebilla—. Y esa noche que me tocó, no tan solo ella lo hizo, sino también Mark.

Nuevamente pasó saliva.

Aún que en el fondo quería llorar, gritar y golpear cosas, Jungkook era consciente de que tenía que estar cuerdo por Songguk, porque su niño no merecía seguir torturandose con las cosas que pasaban delante suyo. Era el adulto, tenía que actuar como tal a pesar de estar tan molesto.

— ¿Qué más te hacían? —se animó a preguntar después de que Songguk se quedó callado.

— Me golpeaban, pa —el pequeño lo miró con los ojos llorosos—. Y mamá muchas veces me dijo que estaba harta de mi, que no me quería como hijo, que hubiese deseado no haberse casado con vos y que el haberme tenido fue su peor decisión.

Jungkook apretó sus puños.

— La última vez que estuvimos juntos, que fue ese día en la sala del penal, ella me dijo que si yo llegaba a contarle esto a los policías... —hubo una pausa, acompañada de sollozos. Jungkook lo abrazó y le acarició la espalda—... Me dijo que si yo hablaba, ella se iba a ir y nos iba a dejar solos a los dos. Yo nunca hablé de esto con nadie y ella aún así se fue, no sé qué pasó, sinceramente no sé.

Ahora no tan solo Songguk lloraba. El mayor también, estaba empapado en lágrimas y con el pecho hundido. Cuando Jungkook sintió que sus emociones le iban a ganar, los pequeños brazos lo envolvieron y seguido unos un poquito más grandes. El olor se inundó en sus fosas nasales y recordó a quien le pertenecía.

— Shhh —susurró despacio, envolviendo ambos cuerpos como pudo, en el suyo—. Está bien, todo está bien.

Y ahí, en medio de la incertidumbre, Jungkook y Songguk entendieron algo:

Lisa era el rayo de luz que necesitaban en medio de esa tormenta.

•••

Qué decir, el capítulo 55 es el último. A partir de ahora se irán resolviendo cosas, al igual que sus dudas. Disfruten, lloren conmigo y ríanse. Estoy enamorada de esta novela así como de Lisa 💞💞💞

Una niñera para Songguk | Lizkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora