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LISBOA, PORTUGAL

Las manos le transpiraban como nunca, sus ojos inquietos observaban a los desconocidos que pasaban por su lado y la miraban con juicio o confusión. Florencia recibió tantas de la primera opción en tan pocos minutos de presencia, que llegó a inspeccionarse la ropa que traía puesta y aún a sí misma a través de la cámara frontal del teléfono para ver cuál era el malestar visual que veían en ella. Sin embargo, no se encontró nada de malo y, a su punto de vista, vestía de forma adecuada para el contexto en el que estaba. Así que decidió hacer caso omiso a los pensamientos negativos que atentaban con entrar a su cabeza y solo concentrarse en mantener la calma, porque en cualquier momento podía llegar a desmayarse a causa de la baja presión amenazante y los nervios que sentía.

Hace una semana aproximadamente, aún estando en Argentina, la rosarina atendió una llamada telefónica que provenía del área de Recursos Humanos de una empresa multinacional que tenía sede en Lisboa, la cuál al comienzo no quiso revelar su nombre hasta ver si la postulante llegaba a la última instancia de entrevistas. La representante de dicha entidad le expresó el interés que tenían por conocerla, ya que su currículum les llegó y su perfil aplicaba para el puesto de trabajo que estaban buscando, pero era necesario que pasará por todos los filtros requeridos. Flor sin poner ningún pretexto, aceptó ese nuevo desafío. A partir de allí, todos los días de aquella semana participaba de una videoconferencia tras otra con diferentes personas, hasta qué en la última le dieron la notícia que había quedado para el trabajo y sólo aguardaban su retorno a Portugal para que pueda firmar el contrato.

𝐋𝐈𝐒𝐁𝐎𝐀 | Nicolás OtamendiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora