22.- Chocolate

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Me saco el vestido mientras siento como mis mejillas arden. Nunca jamás en mi vida he nadado desnuda y mucho menos en un lugar donde cualquiera puede vernos, aunque el diga que nadie nos molestará. Tomo su mano y me uno a él en la cálida agua del estanque cristalino.

Nadamos hasta la cascada y me recuesto a las piedras de la orilla del estanque mientras admiro todo lo que me rodea. Es un lugar mágico como sacado de una historia de fantasía. Y mientras miro todo pienso en mi vida.

—¿En qué piensas tanto, doctora? —su boca en mi cuello me regresa a la realidad.

—En que me he marchado sin decirle a nadie. Todos se preocuparán—él sonríe contra mi cabello.

—Imagina esto como unas vacaciones. Dentro de diez días regresaremos y será como si solo te hubieses ausentado la madrugada. Nadie notara nada.

—Me gusta esta diferencia de tiempo que hay entre nuestros mundos, de esta forma podré venir y estar aquí un tiempo y regresar a mi vida, aunque podría quedarme aquí por siempre—murmuro mientras sonrío.

—También perteneces aquí, puedes venir siempre que lo desees—me giro entre sus brazos.

—He estado pensado mucho—murmuro y el me acaricia la mejilla.

—Lo sé. Tu ceño se frunce y tu mirada se pierde en la distancia cuando lo haces.

—Solo puedo pensar en una cosa desde que llegamos. Sé que dije que no quería saberlo, pero en realidad si lo quiero saber—me mira frunciendo el ceño—. Quiero saber quiénes eran mis padres.

—Lo entiendo y tienes todo tu derecho. Mañana iremos a ver los registros antiguos de nacimientos y los encontraremos.

Vali pega su cuerpo al mío. Su mirada es intensa y ardiente. Y sé cuáles son sus intenciones.

—¡Vali! —susurro su nombre en un gemido.

—Ven, déjame mostrarte el mejor momento que podrás disfrutar dentro de este estanque.

Tira de mi mano y me conduce hacia un extremo del estanque en que el sol da por completo. Me hace ponerme de espalda a el y mirar hacia el sol. Para mi sorpresa, este está comenzando a ponerse. Pero lo fantástico no es eso. Es el color que comienza a tomar el agua. Antes era transparente, ahora tiene los mismos colores del atardecer.

—Esto es mágico—me giro hacia él que ahora me acorrala entre su cuerpo y el borde de piedras del estanque.

—Lo es. Es el mejor momento del día.

—Te aseguro que estas vistas no las hay en la tierra.

—En Midgard hay vistas increíbles, te lo puedo asegurar, solo debes estar en el lugar y momentos indicados.

Acerca su boca a la mía y nos besamos con lentitud y sin segundas intenciones. Cuando su boca se separa de la mía, me sonríe.

—¿Lista para cenar? —lo miro frunciendo el ceño.

—¿Cenar?

—Claro. Vamos.

Tira de mi mano hacia afuera del estanque y recoge nuestras ropas en una mano.

—¿No deberíamos vestirnos? —inquiero al ver que no hace ni el intento por hacerlo, solo me sonríe.

—Vamos, ya todos se han marchado, solo quedamos tú y yo.

Me dejo llevar por su mano que envía calor hacia mi cuerpo. Nunca me he sentido así de esta forma. Tengo una extraña sensación en el estómago y no sé si se debe a su cercanía o al hecho de que estoy caminando de su mano desnuda rumbo al palacio.

Fuego Eterno© ✔️(+18) #1 Fuego (#PGP2024)Where stories live. Discover now