Capítulo 33.-

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Sí, alguien fuera tan valiente como para acercarse a Daren en ese momento, se encontraría con un sendero lleno de sangre y muerte

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Sí, alguien fuera tan valiente como para acercarse a Daren en ese momento, se encontraría con un sendero lleno de sangre y muerte. La fiereza con la que luchaba contra los espectros era más por el simple hecho de llegar al lado de su mejor amigo, Seph.

Una parte de él, se alegraba de tenerlo de vuelta, pero la otra, la que era guerrera, estaba enloqueciendo.

En los entrenamientos, nunca tuvieron límites para pelear, eran tan buenos en el combate cuerpo a cuerpo que sabían muy bien que nunca saldrían heridos. En cambio, ahora, que lo miraba. Esas alas que a Seph no le pertenecían y ese semblante tan inhumano, esa burla en su mirada, ese odio hacía los demás, lo estaba descontrolando.

Por mucho que Daren luchará para recuperarlo, no quería lastimarlo.

No a su mejor amigo.

No a su hermano del alma.

Daren blandió su espada contra un espectro que se interpuso en su camino, ni siquiera le dio tiempo de pensar en una estrategia. Ni en el hecho de sí en cualquier momento fuera capaz de perder el arma, su enfoque, su concentración estaba en su mejor amigo, el cual se burlaba de Zadkiel por un ataque muy mal intencionado que lo hizo retroceder y golpearse una pierna.

Ninguna vida salía ilesa con los rápidos movimientos que Daren lograba maniobrar.

Una habilidad de fuerza y resistencia.

Apenas, y podía ver lo que sucedía a su alrededor.

Los miembros del escuadrón, los más especializados en el ataque sorpresa, se hacían cargo del sabueso, un golpe tras otro, aunque no tenían tanta suerte debido a su potente veneno. La piel de los guerreros se desvanecía a su contacto. Ni tampoco se pudo salvar un querubín de ojos grises, un aprendiz que a Daren una vez le tocó enseñar el lanzamiento de dagas.

A pesar de haberle enseñado bien, la daga que iba directo al cuerpo del sabueso, fue partida a la mitad por esos feroces dientes.

Otros querubines, que Daren conocía de las reuniones y en el campamento, eran aquellos que por primera vez en su vida se enfrentaban a la oscuridad, según Zadkiel su ayuda siempre era importante cuando los líos en batalla se volvían un completo desastre, como sí no supiera que ellos morían con tanta facilidad.

Aunque la mayoría hacía un buen trabajo deteniendo a los espectros que intentaban ingresar al palacio, lo protegían como sí su vida dependiera de ello.

Daren no se preocupó por la ausencia de la hija de la luna y la del rey.

Ese ángel era tan cobarde que Daren sabía que sería una vida más que proteger, un estorbo que no ayudaría en nada.

Zadkiel quedó estupefacto cuando su espada chocó contra la oscuridad que rodeaba a Seph, que en un pequeño parpadeó el arma desapareció sin dejar rastro.

DarephOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz