CAPÍTULO 57

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CHARLOTTE

Han pasado casi 4 meses desde que supimos que íbamos a tener un niño, Dao está completamente emocionada por tener un bebé en casa y ni hablar de Engfa, en cuanto nos enteramos de que era un niño a las 2 semanas ya teníamos prácticamente decorada su habitación, quisimos que fuera de animales y Dao ayudó a escogerlos, es bueno que se sienta involucrada con la llegada de su hermanito, el caso es que en estos momentos todo un rincón del cuarto está lleno de peluches de animales, empezando por el enorme oso que le regaló Heidi.

Adoro que Engfa sea la que les ponga el nombre a nuestros hijos, además de que, si de grandes no les gustan sus nombres, le puedo echar toda la culpa a Engfa.

Toda esta semana se la ha pasado con una libreta y un lápiz en la mano, escribe algo, hace una mueca e inmediatamente lo borra, tengo curiosidad, pero simplemente la dejo.

Ahora mismo me encuentro en el sofá junto a Dao, estamos viendo Rapunzel, en realidad, yo estoy viendo Rapunzel, mi hija duerme y lo hace como yo, como un koala aferrado a lo que puede de mi cuerpo, extraño dormir así con Engfa, mi panza ya no me deja, la miro y su cabello castaño ahora un poco más largo y ondulado en las puntas me recuerda al de mi madre, al igual que la forma de sus ojos, el color si es igual a los de Engfa y su madre, sus mejillas son como las mías, pero toda su personalidad es prácticamente una copia de Engfa, tan tímida y tierna cuando no conoce a las personas o la situación, y cuando lo hace su amor, respeto y cariño hablan por ella, pero a la vez es tan decidida, objetiva, perfeccionista y determinada cuando quiere algo, toda una joya a sus casi 2 años.

Su listado de palabras ha crecido y ahora puede formular oraciones más largas, mi bebé está creciendo muy rápido y no quiero.

Desde hace 2 meses que Meena está a cargo en la empresa, ahora mismo hago todo lo que puedo hacer desde casa y Chompu viene algunas horas al día, traté de convencer a Meena de que no era necesario, que mejor delegáramos más trabajo, que debía estar con Aoom, que por cierto ayer cumplió su octavo mes de embarazo, nos llevamos aproximadamente 2 semanas de diferencia, volviendo a Meena, me dijo que no, que no me preocupara, que tenía todo bajo control y que siempre estaba pendiente de Aoom, se merece unas largas vacaciones.

Escucho la puerta de la entrada abrirse y Gyo sale corriendo, Engfa ha llegado.

Giro mi cabeza y se acerca lentamente tratando de no hacer ruido.

—Hola mi amor— dice en un susurro y me da un beso.

—Hola cariño— le respondo con una sonrisa.

—Hola princesa— deja un beso en la frente de Dao —Y aquí mi campeón, hola mi amor, ¿tú también estás durmiendo?— deja un beso en mi vientre.

—Creo que sí, toda la tarde estuvo moviéndose demasiado, así que debió cansarse mucho.

—Oh, ¿tú estás muy cansada? ¿Te duele la espalda?

—Algo, nada del otro mundo, no te preocupes.

—Entiendo— asiente con su cabeza —Entonces es hora de llevar a la princesa a su castillo— la toma en brazos y Dao alcanza a despertarse.

—Mami— dice más dormida que despierta y vuelve cerrar sus ojos acomodándose en el cuello de Engfa.

—Sí princesa, ya llegué, lamento no haber visto la película contigo— le dice mientras estira su mano para ayudarme a parar del sofá —Pero ya es hora de dormir, así que vamos.

Subimos las escaleras, Engfa acostó a Dao, le dimos su beso de buenas noches y prendimos su lamparita, acomodamos su conejito, Gyo dio vueltas en su camita hasta que se acomodó y luego salimos de la habitación.

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