Sombras de Obsesión (Libro #1) PGP2024

Capitulo 16.

¿Venganza? No, esto es mucho más dulce: es el sabor de tu rendición.

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Reconozco este lugar, no por mis propios recuerdos, sino por los que invaden mi mente como ecos de un pasado distante. El aroma a musgo y magia se impregna en mi piel, envolviéndome en una bruma de misterio. Un silencio abismal me rodea, roto solo por el tenue murmullo de pequeños insectos. O al menos eso era hasta que la escuché, una voz melodiosa que parecía emanar de los árboles mismos, invitándome a adentrarme en las profundidades del bosque.

Me levanto con torpeza, usando los árboles como apoyo. Mi cuerpo aún está pesado por el cansancio, como si hubiera dormido durante una eternidad. La magia dentro de mí ruge con fuerza, una energía salvaje que busca ser liberada. Este lugar siempre ha sido un territorio olvidado, un reino de sombras donde ni siquiera los más valientes se atreven a pisar. Árboles gigantes, protectores silenciosos de tonos oscuros, me rodean por todas partes.

Sigo caminando, luchando contra el deseo de sucumbir al agotamiento y las alucinaciones que comienzan a nublar mi mente. Llevo horas vagando por este laberinto verde, sintiendo el frío del suelo bajo mis pies descalzos y la hierba húmeda rozando mi vestido. A cada paso, la magia que llevo en mi interior clama por salir, una fuerza indomable que busca su camino.

No sé si es el cansancio o la magia jugando con mi percepción, pero de repente escucho pasos detrás de mí, un crujir de hojas secas bajo pies invisibles. El terror se apodera de mí y corro sin mirar atrás, desesperada por escapar de este lugar antes de que mis enemigos me alcancen.

Mis pasos se aceleran, mi mente se nubla cada vez más y el bosque parece cobrar vida propia a mi alrededor. Los árboles se retuercen como si quisieran atraparme, sus ramas se extienden como garras hacia mí. Sombras se proyectan en cada tronco, observándome con ojos llenos de odio. Corro y corro, sin saber dónde estoy ni hacia dónde voy. El sol comienza a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras.

El pánico me invade. Debo salir de aquí, no puedo quedarme sola en este lugar tenebroso. Tomo mi vestido con manos temblorosas y corro con más fuerza, tropezando con las raíces que se extienden por el suelo. De repente, siento una presión en mi pie y me giro bruscamente. Un grito ahogado escapa de mi garganta al ver que una rama ha quedado atrapada en mi vestido, un tronco caído que por poco me hace caer. Un suspiro de alivio recorre mi cuerpo. Tal vez solo ha sido mi imaginación, producto del miedo y el agotamiento.

Me agacho para liberar mi vestido de la rama y, al hacerlo, siento una ráfaga de aire frío que me recorre la piel. La brisa acaricia mi rostro mientras la oscuridad se apodera del bosque, una oscuridad que me llena de terror y me hace sentir completamente vulnerable.

— No estás mal, reina —, susurra una voz suave en mi oído mientras un escalofrío recorre mi espina dorsal. Me quedo quieta, paralizada por el miedo. No sé quién está detrás de mí, pero no tengo fuerzas para voltear. — Es hora de despertar —, me dice la voz con una calidez que contrasta con la oscuridad que me rodea.

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Siento su mano sobre mi cuerpo, una caricia extraña que parece penetrar en mi ser. Mi piel comienza a cambiar, como si la oscuridad que me rodea se deslizara por mis venas, mezclándose con la magia que he llevado dentro de mí durante tanto tiempo. Es como si algo dentro de mí siempre hubiera deseado esto, una unión con la oscuridad, un abrazo con el abismo.

Mi cuerpo yace inerte, pero mi mente se mantiene alerta. Siento como la oscuridad que me rodea se desliza por mi piel, recorriendo cada centímetro de mi ser hasta llegar a mi corazón. En ese instante, todo cambia. Mis ojos se abren con una intensidad desconocida, y la magia que habita en mi interior comienza a explorar cada rincón de mi cuerpo.