HIMERO Y APOLO

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Nota: Este One shot no es solangelo, pero es de una pareja de dioses.

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El viento sopló removiendo una dulzona fragancia proveniente de los arbustos llenos de rosas.

La imponente construcción estaba surcada con una reja de oro rosa. En la calle de adoquines las palomas se paseaban con suficiencia.

El dios Hímero hizo una mueca, odiaba ir a ese lugar. Visitar a su madre no era su evento favorito del mes.

Sin más remedio abrió la reja y esquivó algunas palomas antes de que una ninfa de servicio lo recibiera y le indicará qué su madre estaba esperándolo en la alberca.

Mientras se acercaba por el cuidado jardín pudo ver a la diosa Afrodita recostada en un camastro tomando el sol.

—Llegué —dijo Hímero como saludó.

—¿Las cifras de este mes? —preguntó ella sin moverse.

—Ajá

—¿Son mejores?

—Yo no diría eso... —musitó el dios del amor no correspondido.

La frase fue suficiente para que el semblante tranquilo de la diosa se crispara. Molesta, se incorporó y se quitó los lentes de sol mientras le tendía la mano pidiendo ver sus cifras.

Hímero hizo aparecer en su mano una desgastada tablet, y se la dio.

Al dios le pareció ver que a su madre le salían diminutas arrugas mientras revisaba la lista de desamores nivel 10 del mes.

Lo cierto era que ya estaba muy debajo del mínimo que se solicitaba.

No era qué el dios no se esforzara en sus obligaciones, cada día salía muy temprano con su carcaj y flechas a tope dispuesto a romper cualquier amor qué se pudiera. Pero las cosas habían cambiado desde la antigua Grecia.

La gente sufría desamores con frecuencia sí, pero pocas veces conseguían destruirles el corazón a un nivel 10, niveles inferiores le daban un puntaje mucho más bajo.

Para colmo muchos mortales lo superaban rápidamente y pronto estaban enamorados de nuevo.

En peores casos, esos mortales acudían a terapia y aprendían a ver su amor fracasado como sinónimo de crecimiento y madurez.

Hímero odiaba eso. ¿Cómo iba a llegar a las cifras del mes si los mortales iban y sanaban saliéndose continuamente de su lista?

Los dioses mayores lo tenían más sencillo incluso hoy en día muchos estaban en libros de texto o en estatuas dentro de museos.

Aunque en menor cantidad aun seguían siendo venerados y vivían en el colectivo de muchas mentes, pero para Hímero un dios menor, hacer puntos con plegarias o tributos no eran opciones.

No, ¡nunca nadie estaría deseoso de que el desamor llegara a sus vidas, nunca nadie suplicaría por un corazón roto! Incluso en la antigüedad cuando le rezaban era por miedo y para pedir que se mantuviera lo más lejos posible.

Ahora, el solo podía ceñirse a cumplir la cuota mensual qué se le imponía para permanecer como deidad.

Afrodita se volvió a él y frunció la boca haciendo una expresión de asco. Hímero se había puesto su mejor ropa para la visita, pero parecía que unos jeans desgastados y la playera de una vieja banda de rock no cumplían el estándar necesario para ver a la diosa Olímpica del amor.

—Sabes qué esto es malo ¿no? —lo cuestionó.

Hímero se encogió sentándose en un camastro esperando por la charla mensual de su madre sobre lo decepcionada que se sentía.

One-Shot's Solangelo y otras parejasWhere stories live. Discover now