Asteria Taylor y su equipo del FBI especializado en resolver casos complicados, han sido solicitados por la policía estatal del sur de California. Ella y sus colegas tendrán que investigar quién está detrás del asesinato de Areum Kang, una periodist...
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28 de Abril
11:24
Asteria
Salgo del hotel y me encuentro con tres patrullas y un montón de policías que caminan de un lado a otro y limitan el paso a los chismosos reporteros.
Paso por debajo de una de las cintas perimetrales que hay en la zona y casi de inmediato se acercan dos policías a impedirme el paso por mi ropa de civil.
—No sean idiotas —es lo que me limito a decir con suficiencia cuando paso junto a ellos, ignorándolos por completo y caminando con determinación a la ambulancia que atiende al único civil que salió lastimado con toda esta situación.
Veo que mi supervisor habla tranquilamente con el paciente y me encargo de dibujar un semblante amable en mi rostro al momento de dirigirme a él.
—Es un alivio ver que está en perfectas condiciones, señor.
El hombre me devuelve la sonrisa y señala su brazo vendado, herido por los cristales que volaron cuando la bala que impactó en el ventanal de la cafetería.
—Sí, verdaderamente un alivio —concede.
—El señor Maxwell me comentó que lo ayudaste en medio de la conmoción —interviene Balder, brindándome el apellido del hombre de manera inconsciente.
—No hice nada —reconozco—. Él se estaba tratando la herida de manera muy hábil cuando lo atendí. Debo reconocerlo, quedé impresionada por su agilidad —halago—. ¿Tiene usted conocimientos médicos?
—Oh, sí —asiente el hombre rubio—. De hecho, soy cirujano.
Suelto un bufido a escuchar aquello, pero me contengo y me dirijo a Balder con un tono monótono.
—Disculpen que me entrometa, pero tenemos cosas que hablar, agente.
—Ciertamente. —Balder le dedica una mirada de disculpa al señor Maxwell—. Si nos disculpa.
Balder da la espalda y se aleja un poco, posicionándose junto a una de las patrullas vacías. Yo me despido del hombre en la ambulancia y alcanzo con rapidez a Balder.
—¿De verdad acabas de llamarme agente? —inquiere él con una ceja enarcada, palpando uno de sus bolsillos de manera distraída, buscando su caja de cigarrillos, seguramente.
Frunce su ceño con confusión al no encontrarlos y yo me saco de mi sudadera la cajetilla que le quité a escondidas apenas acudió a mi llamado. Le lanzo la pequeña caja y él la atrapa en el aire, juzgándome con la mirada por haberle quitado algo bajo sus narices.
—¿Es eso lo que más te preocupa, Balder? —pregunto con sarcasmo, sintiéndome inquieta por las sorpresitas que me he llevado en una sola mañana.
Miro de soslayo a Sam, el cual se encuentra a varios metros de distancia de donde me encuentro con Balder. Mi compañero no ha dejado y teclear su teléfono y cuchichear con su hermano menor desde que aparecieron juntos en la escena del caos.