Capítulo 3 | Rododendro

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28 de abril

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28 de abril

10:13

Asteria

Mi instinto nunca me falla. Quedar con Félix ha resultado ser más útil de lo que pensé.

—Entonces sí que eres diseñador gráfico.

—Uno desempleado, pero sí —acepta con algo de vergüenza.

Félix me ha brindado información muy valiosa, empezando por su antiguo trabajo en el departamento de publicidad y marketing en Sinclair.

—Es una suerte que te hayan despedido hace una semana, ¿no crees? —hablo distraída, como quien no quiere la cosa, como si mi pregunta no tuviera dobles intenciones.

El chico frunce el ceño ante mi comentario, confundido. Se inclina hasta apoyar sus brazos en la mesa y un mechón de su cabello castaño se sale de la pequeña coleta que ata todas sus hebras.

—¿Suerte? Eso dices porque no has visto lo vacía que está mi cuenta bancaria —lamenta con pesar.

Le doy un sorbo a mi café y le dedico una mirada escudriñadora.

—Por lo menos no te ves envuelto en ese escándalo que comenzó a circular desde ayer... —comento y lo miro como si estuviera intrigada—. ¿Es verdad que encontraron el cuerpo de...?

—¿Una chica? —inquiere con pesar y asiente—. Lamentablemente es cierto. A dos cuadras de aquí, justo al frente de la empresa para la cual trabajaba.

—¿A dos cuadras? —me muestro escandalizada—. ¿Cómo es que la gente anda por ahí como si nada?

—Mientras no les afecte a ellos, no tienen por qué sentirse amenazados —responde con semblante un tanto aburrido e indiferente—. El mundo sigue y la vida también. No se puede parar todo por la muerte de alguien.

La incomodidad me cala el pecho ante aquellas palabras tan contrarias a la imagen cálida que tengo del Félix de mi adolescencia, pero me mantengo en mi papel y sonrío con entendimiento.

—Tienes razón —asiento—. Hay cosas que simplemente no se pueden evitar.

—Aun así —agrega Félix de inmediato como si su fase piadosa volviera a aflorar—, deberías tener cuidado. Intenta no andar sola en lugares poco concurridos.

—Bueno, me estoy quedando en el hotel de al lado —respondo risueñamente con un encogimiento de hombros—. Y mis acompañantes seguramente me siguen a donde sea que vaya si tengo que alejarme. No te preocupes.

—O sea que no vives aquí —deduce.

—Vivo en Manhattan en una mansión que comparto con tres descerebrados muy listos —sonrío brevemente ante la mención del equipo—. Estoy aquí por trabajo.

Flor Asesina [PGP2024]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon