―¿𝘊𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘴𝘦𝘹𝘰 𝘴𝘶𝘢𝘷𝘦?...
Robin era una gélida alfa como temida y Nami sólo una bolita revoltosa que la hizo caer en sus encantos hasta el punto de querer protegerla de todo lo malo que la rodeaba.
Porque la Omega, a sus ojos, se...
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—Dios, esto es muy fuerte.
Escupió el alfa delante de ella al verla retorcerse en sus sábanas, con el cuerpo caliente y el pecho subiendo y descendiendo. Él después de reprenderla sólo se dedicó a tomar paños húmedos y colocárselos en la frente aunque sabía que no serviría de nada.
—Gracias, Sabo—articuló Robin aun tirada, sintiendo su piel sensible ante el frío. Estaba agitada a un paso de estallar, su hermano lo supo porque no era la primera vez que la atendía en su celo—. ¿A... Qué hora llega p-papá?
—Ya va a llegar, intentará traer supresores—se detiene un minuto sacando el pedazo para colocar otro en su frente.—. Robin, tal vez deberíamos llamar a Nami y...
Las feromonas de celo lo estaba hostigando un poco mientras la alfa azabache empujaba la cabeza negando instantáneamente.
—N-no —jadeó decidida—. No necesito a una omega, yo podré p-pasarlo s-sola...
Sabo iba a remitir algo al respecto pero un golpe en la puerta lo sacó de un lado, ambos hermanos giraron su rostro vislumbrando a otro alfa entrar a regañadientes. Su gran abrigo negro que lo cubría fue estampado por el perchero, cuando lo dejó colgado caminó hasta la mesa que estaba al lado del mayor de sus hijos y desenvolvió el nudo de ésta.
—Deberías traer a tu omega para que ella te atienda, no puedes hacer lo que ella quiere —se acercó a quitarle los paños de su frente perlada. —, tú eres la alfa de la relación y ella la omega, debe hacer lo que tú pidas.
—Papá no empieces. —rogó ella a un hilo de voz.
El hombre mayor suspiró.
—Sólo te faltan unas diecisiete horas, campeona tu puedes—alentó con una voz paternal entonces y la alfa agradeció en su interior—. Sabo, llama a tu tío Theo, hoy pasaremos la noche ahí otra vez.
Si bien sabía, a él si le interesaba como estaba su cachorra pese a que el alcohol a veces le juegue en contra y lo destape como un hombre avaro y alfista con su familia. Sin embargo, Nico los quería, aunque sus demostraciones exactas no lo ayudaban. Para Robin él era un mal padre por ello y no era como si no lo aceptara.
Lo era.
—¿T-Trajiste los supresores? —susurró de repente su hija y Aokiji se sintió miserable.
Él no los pudo robar en esta ocasión.
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