I:Flesh for fantasy

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Pensemos en Rosie.

Rosalba Christensen conocía sus vestidos (o Rosie para los amigos), conocía los mejores paraísos en la tierra, las mejores personas para casarse y seguir con esa vida de celebridad a la que su familia la había acostumbrado, pero encima de todo: había probado de los mejores placeres de la vida.

¿Pero qué pasa cuando ni las delicias de Capri te sacian?

La mujer había nacido agraciada gracias al selectivo gusto de su madre, una distinguida diseñadora de moda dentro de la esfera británica, siendo siempre comparada con Vivienne Westwood.Rosalba era idéntica a su padre: tenía una figura esbelta que lograba esconder sus hábitos carnívoros, su cabello parecía haber sido tomado de una escultura de mármol por su color, sus iris lucían como si quisiese competir con la obsidiana y su piel era de un blanco lino con mejillas de melocotón que sólo se pintaban cuando comía una cena deliciosa

Las infinitas ganancias de su progenitora le hicieron siempre estar rodeada de bellezas delicadas y delicias inimaginables para la gente común.

Durante su adultez temprana Rosie descubrió que había dejado de sentir, podía describir a su cuerpo como el de un cadáver incapaz de experimentar gozo.Ni el desayuno le sabía bien, mucho menos el agua curaba su sed y sus prendas le habían dejado de quedar como le gustaba.

Estaba en una crisis de identidad y de afectos y no sabía que hacer para que el hambre en su corazón se aplacase.

¿Podría haber cura a la excelencia que le rodeaba?, ¿debería de seguir los preceptos del antiguo príncipe indio , Gautama Buddha?,¿Abandonar los deseos para parar su sufrimiento?, ¿o podría volver a confiar una vez más en su fe católica para ser salvada de pudrirse desde dentro?

Quizá su vida hubiese terminado ahí de no conocer a Alastor.

Fue una tarde lluviosa cuando la mujer regresaba de uno de sus deportes favoritos: la cacería. Ese día el Cadillac de la familia estaba siendo reparado, obligando a Rosie a caminar hacia su mansión. Normalmente Rosie se molestaría con la decisión de sus padres, mas, tomando en cuenta la poca distancia entre su hogar y el bosque, la chica decidió ocupar ese berrinche para otra ocasión.

Aunque, después de regresar tras cinco horas de estar pecho tierra y atenta a su alrededor, con hambre y una nula suerte en su pasatiempo, Rolsaba solo quería encontrarse con alguien que pudiese ayudarle a cargar su equipo.

Pasó por las mismas cuadras del inicio de su aventura, siendo atraída por un extraño callejón que estaba a punto de caer en penumbra ante el atardecer. Con paso cauteloso y delicado, se acercó a lo que lucía como un perro sacando basura.

Se talló los ojos, parpadeando varias veces antes de que la casi inhumana figura fuese bañada en los rayos rojos del sol del ocaso, descubriendo que no se trataba de un animal: era un hombre de lentes, cutis morena, nariz chata y un elegante conjunto de traje con el chaleco más rojo que Rosie hubiese visto en su vida.

En cuanto sus ojos se conectaron, las obsidianas de Rosie brillaron ante unos orbes granate.

—Vaya, no pensé que el día de hoy fuese a tener compañía en mis actividades— Suspiró el desconocido, pasando uno de sus guantes manchados con lo que lucía como sangre por su pelo, a fin de peinarse,

Solo en ese momento la muchacha de alcurnia notó el cuerpo que yacía entre los botes de basura.

—Simplemente estaba limpiando la ciudad, una noble tarea si me lo pregunta—Sonrió el tipo, tomando sus lentes para después limpiar unas gotas del mismo líquido vital con una delicada tela del mismo tono carmín que su chaleco.

Never as Good as the First Time𓇼 ⋆。˚ 𓆝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora