Capítulo 15

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POV ASTRID:

Willow no tarda en sentarse a mi lado, pegada junto a mí, pero sin atosigarme por si quisiera espacio.

Pero me acerco más a ella, abrazándola, y enterrando mi cabeza en su cuello. No quiero espacio, quiero sentir algo, algo que sea verdad, y no otra posible mentira.

– ¿El problema no soy yo verdad? – pregunto con voz temblorosa. Parece que no me puedo encariñar de la gente, porque se acaban yendo de mi lado.

Will coge aire, y endurece su mirada, poniéndose seria – nada es tu culpa As – no aparta la vista de mí hasta que está segura de que lo entiendo y que no voy a dudar más de eso.

– Me estaba intentando abrir con ella – menciono de forma más serena – últimamente no pensaba tanto en Cass – me muerdo el pearcing dudando si decirlo – incluso le he contado algo de mi madre.

Willow se sorprende, pero no me dice nada, dejándome continuar y desahogarme. Solo está ahí.

Siempre está ahí.

Me quedo mirando al frente, sin enfocarme en nada realmente. Mi cabeza no para de dar vueltas a todo.

Todo es confuso, no sé lo que es real y lo que no. Odio no tener el control de las cosas, y mi vida ahora mismo está más descontrolada que nunca.

Con un suspiro cansado me levanto dispuesta a tomarme una cerveza. Si bien no quiero volver a mi época de autodestrucción, adormecer un poco el dolor nunca viene mal.

– ¿Quieres? – inclino un botellín en dirección a mi amiga. La cual lo rechaza con una mueca en el rosto.

– Ahora mismo no quiero saber nada de bebida la verdad – me confiesa. Pero no me impide tomarme la mía.

Mis dedos juegan con la etiqueta de la botella, pegándola y despegándola sin ton ni son. Es casi un acto reflejo intentar distraerme con algo, para no pensar tanto.

– ¿Alguna noticia de tú madre? – recuerdo que hace casi un mes David se tuvo que quedar en casa después de meterse en una pelea en el bar.

Todo para olvidar otra de las fechorías de una madre alcohólica, que roba el dinero a sus propios hijos, en vez de cuidar de ellos.

Willow se muerde levemente su labio inferior pintado de morado, sin saber que contar.

– Me han llamado los del centro de desintoxicación – informa provocando que separe mis manos del botellín y la dedique toda mi atención – está encerrada en su cuarto. No quiere salir ni relacionarse con nadie.

– Se está volviendo a aislar – Will asiente de acuerdo con mi conclusión.

Alza los hombros sin saber que más hacer. Su cuerpo cede, recostándose contra la banqueta de la cocina, como bien puede.

– Estás haciendo lo correcto – agarro su mano, apretándola en muestra de apoyo.

Me pregunto si de no haber conocido a Cass, yo también habría tenido que acabar en un centro como ese. Apartada de todo por el bien de mi propia salud mental.

Otra cosa más de la que me salvó

– David no opina lo mismo – dice en tono lastimero – cree que puede ayudarla el mismo. Que curará su enfermedad solo con la ilusión que un hijo tiene por sus padres –. No lo dice, pero sé que en el fondo le gusta que no pierda del todo la esperanza con las cosas.

– Lo acabará entendiendo. Sabe que tú solo quieres lo mejor para él – la consuelo con una leve sonrisa.

Ella asiente, parpadeando para evitar dejar caer las lágrimas que quieren salir de sus ojos.

Entre los focosWhere stories live. Discover now