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— ¿Qué tal si organizamos una pijamada en casa de Haohao? — propuso Matthew después de dar el último sorbo a su jugo.

— Mi casa no es tan grande. — respondió Hao.

— Donde cabe uno caben cinco. — agregó un entusiasmado Gyuvin.

— Podemos dormir en el suelo la verdad. — secundó ahora Jiwoong.

Ante esta última declaración, los cinco jóvenes giraron sus miradas hacia el joven rubio que, con tranquilidad, disfrutaba de su malteada de fresa.

— No dormiré en el suelo. — habló al notar las miradas sobre él. — pero si ustedes duermen en el suelo no tendré otra opción que dormir en la cama de Hao.

Gyuvin rió en breve acercándose a su novio para rodear los hombros de este.

— Hará un gran sacrificio. — comentó Gyuvin terminando por apoyar cabeza sobre la de Ricky.

— Bueno si insisten. — se pronunció Hao. — ¿Qué les parece el viernes?

— Me apunto. — levantó Matthew ambas manos.

— Yo igual. — dijo Jiwoong.

— Nosotros también. — pronunció seguido Gyuvin.

— ¿Hanbin? — preguntó Jiwoong.

— Voy a pedir permiso. — respondió el llamado.

Y como si el destino estuviera de parte de Hanbin el timbre resonó en la cafetería haciendo que las personas a sus al rededores comenzaran a levantarse de sus asientos e incluso que algunos se abarrotaran para comprar en los últimos segundos que tenían. Ricky fue el primero en levantarse seguido de Gyuvin que se apoderó de su brazo, atrás de ellos comenzó a caminar Matthew acompañado de Jiwoong y finalmente Hanbin se levantó seguido de Hao quien daba pasos lentos a propósito.

— ¿Lo harás? — preguntó Hao en voz baja.

— ¿El qué? — respondió Hanbin volteando a verle.

— Pedir permiso, tontito. — volvió a pronunciar el chino.

— ¿Lo harías por mí?

— Sin dudarlo.

Hanbin dejó que una silenciosa risa se dejara escuchar y negó con la cabeza.

— Solo bromeo. — habló nuevamente el coreano. — voy a pedir permiso, no te preocupes.

— ¿Estás seguro? — cuestionó Hao entrecerrando sus ojos.

— ¿No confías en mí?

— Hoy estás haciendo demasiadas preguntas con ironía.

— ¿No te gusta? — preguntó ahora el pelinegro.

— Me gusta todo lo que tiene que ver con Sung Hanbin. — respondió Hao encogiendo sus hombros y haciendo que Hanbin vuelva a reír.

— Eres un exagerado.

Hao negó con la cabeza varias veces, contagiado por la sonrisa de Hanbin. Deseaba sinceramente que el sarcasmo que había empleado al responder fuera genuino, pero en lo más profundo de su ser sabía que había verdad en esas palabras espontáneas que hace unos segundos pronunció. Aún más, se preguntaba si el tono de su conversación había sido percibido por las dos personas que caminaban delante de ellos. Aunque no habían dicho nada fuera de lo común en una charla entre amigos, Hao prefería guardar esos momentos solo para él. De manera indirecta, en su mente y en su corazón, había creado una carpeta especial donde almacenaba cada instante en el que su corazón latía más rápido al ver la sonrisa de la persona a su lado.

WHAT IS LOVE ‽Where stories live. Discover now