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Por la hora que era, no creía que Donovan apareciera por allí. Por lo tanto, iba a escabullirse por unos minutos ahora en la distracción de todos. Tenía que recuperar lo que era suyo. Pues estaba segura, que podía estar encerrado allí. Salió del despacho y subió de forma sigilosa y veloz las escaleras, hacia el dormitorio del señor de la casa.

La habitación se encontraba en penumbra, al haber dejado él las persianas medio bajadas. Aquello le facilitaba la tarea de tener que ir a escondidas por si alguien la veía desde fuera. Miró a su alrededor, estudiándola por primera vez con calma. Deteniéndose un poco más en el gran lecho que dominaba el lado derecho del dormitorio. Recordando lo cómodo que era del otro día, cuando estaba tumbada bajo el cuerpo de Donovan. Y aún recordaba su reacción ante ella al alejarse... Pero no era el momento de perder tiempo con aquello. Era el momento de rebuscar, como él hizo aquella mañana en el despacho de su casa al robarle por primera vez el muñeco. Solo esperaba que no lo hubiera roto.

Cogió aire tras escuchar un momento tras la puerta, por si acaso se acercaba alguien. Porque si estaba allí, lo encontraría rápido. Solo había dos armarios y una cómoda. Pues no creía que lo tuviera en ningún cajón de la mesilla de noche. Aunque viendo como era el humor de él últimamente, era posible que lo hubiera hecho añicos y lo guardara en uno de esos pequeños cajones. Y si era así, que se preparara pues también le haría algo añicos.

Con el enfado recorriéndole las venas a causa de aquel pensamiento, donde primero se acercó a mirar fue precisamente en las mesillas. No descubriendo otra cosa que camisetas interiores de diferentes colores, calcetines y calzoncillos acompañados de una caja de preservativos sin abrir. Aquello hizo que su enfado fuera reemplazado por el sentimiento de cohibición. Nunca había tenido una caja de aquellas en sus manos... Le dio la vuelta para observarla detenidamente, pudiendo leer que eran extrafinos para el ofrecer el máximo placer a la pareja. ¿Decían también el tamaño? Se preguntó interesada. Seguro que el inútil estaba bien dotado, para ser el ligón que era. Con cierta frustración soltó la cajetilla en el interior del cajón, para cerrarlo sin delicadeza alguna. Después se incorporó para dirigirse a uno de los armarios que había enfrente de la cama.

¡Premio! Sus ojos se agrandaron al encontrar su muñeco desinflado y arrugado, abandonado en una de las esquinas del fondo de aquel armario.

-Ven con mamá chiquitín –Rió feliz al saber que se anotaba un tanto. Estaba tan contenta, que incluso se marcaría allí mismo un baile, pero no había tiempo que perder. Cerró las puertas correderas y abrazando su amigo se dirigió hacia fuera del dormitorio. Pero cuando estaba a punto de salir, el sonido de la voz de Donovan la congeló de golpe.

¡Qué puñetas hacía allí aquella hora! Normalmente, aún solía tardar un par de horas más... ¡Joder! Tenía que esconderse, seguro que venía a buscar alguna cosa olvidada en el dormitorio. Con gran miedo en el cuerpo, miró a su alrededor comprendiendo que debajo de la cama no entraba al ser esta tan baja. Como tampoco había espacio alguno en los dos armarios que tenía... ¡El baño! Era el único sitio y no creía que fuera allí, éste seguramente cogería algo de los cajones y se marcharía. ¡Menudo idiota! Lo insultó en un gruñido susurrado, al tiempo que corría de puntillas a esconderse aquella habitación.

Cerrando la puerta tras de sí y con la respiración un tanto agitada, por el posible dato de ser sorprendida con las manos en la masa, vio que por fortuna la suya la bañera tenía una cortina opaca de color marrón chocolate. El lugar perfecto para poder ocultarse sin que se viera su sombra... La abrió intentando no hacer ruido por el metal de los agarres, para introducirse en ella de pie y abrazando al muñeco.

A los segundos, escuchó como se abría la puerta del dormitorio y el hombre entraba hablando en voz alta. ¿Estaba con alguien? Pero al escuchar un poco su conversación, comprendió que se hallaba hablando por teléfono.

Aprendiendo A Seducir COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora