Capítulo 22

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Narrador omnisciente

Tras dormir de un tirón lo que quedaba de noche, Daniela se despertó y se desperezó, sintiendo que cada músculo de su cuerpo había sido deliciosamente usado. Estaba claro que cuando una mujer estaba satisfecha, dormir era lo de menos.

Se levantó con una sonrisa y pasó por encima de la maleta que María José había preparado mientras ella dormía. Había sido muy claro antes de dirigirse a la cocina para hacer el desayuno: no podía ver el contenido. Si quería guardar algo más -por supuesto, olvidándose de las bragas- debía dejarlo encima. Daniela no estaba segura de si le gustaba esa regla: ¡ni que fuera tan estúpida como para no saber hacerse el equipaje! Pero la morena le había jurado que así se sorprendería más. En Llave del Placer esperarían que ella dispusiera de ciertas prendas y de ciertos... artículos. Y María José quería sorprenderla con algunos juguetes que había comprado para ella en los últimos días.

Daniela no sabía cómo tomárselo. Le excitaba pero, a la vez, la asustaba. A saber lo que una mujer con las inclinaciones sexuales de María José había guardado para ella.

Conteniendo un escalofrío, se cepilló los dientes, se duchó y se vistió con un traje de chaqueta, al menos por el momento. Sin duda, María José le diría que debía cambiarse de ropa antes de llegar al complejo. Y no importaba cuánto le molestara aquella actitud prepotente: dadas las circunstancias, debía obedecerle.

Recogió algunos artículos de tocador y los puso sobre la maleta. Al encontrar el cargador del
móvil, tomó el aparato para comprobar la batería que le quedaba. Vio que la carga estaba casi llena y que había quedado registrada una llamada perdida de Adam. Eran las cinco y media. Ya estaría levantado. Marcó su número con los nervios en tensión. ¿Debería contarle todo lo que estaba ocurriendo?

-Buenos días, princesa. ¡Qué madrugadora!

-Hola, Adam. Ha habido un cambio de planes. -Aspiró hondo. Estaba segura de que aquello
no le iba a gustar-. Me reuniré con Bocelli dentro de treinta minutos, luego tomaremos un avión para Florida. Se han precipitado los acontecimientos que afectan al caso, así que no podemos esperar al miércoles. El viernes que viene ya estaremos de vuelta.

-Qué repentino, ¿no crees?

-Ya sabes cómo es este trabajo. Lo sufriste durante años.

Adam se mantuvo en silencio, evidentemente preocupado. -Sí, pero creía que te darían más tiempo para prepararte.

-Yo también lo pensaba, pero las cosas son como son.

Él volvió a quedarse callado; ella casi pudo
escuchar sus pensamientos.

-¿Quién será tu pareja en la misión?

A Daniela se le detuvo el corazón por un instante, luego se puso a latir frenéticamente.

-Sabes que me asignaron al agente York.

-Sí, y también sé que ha desaparecido de manera injustificada. -Al notar que ella jadeaba, se apresuró a añadir-: lo siento, pero todavía conservo amigos en la Agencia, y...

-Me has estado controlando. -¡Joder!, eso era demasiado- No soy una cría.

-Pero eres novata.

-Entonces ya sabes con quién voy a trabajar, ¿verdad?

-Sí -admitió-. Me quedé muy preocupado cuando Brad me contó quien es que te está entrenando. Cuando me enteré me subía por las paredes.

Daniela soltó un bufido.

-Ahora no tengo tiempo para discutir. Me voy dentro de unos minutos y...

-Estás sirviéndote en bandeja a esa que ya te rompió el corazón una vez. Volverá a colarse en tu cabeza y en tu corazón. Hará lo mismo que la otra vez, te engañará con falsos halagos. Entonces, cuando hayas vuelto a enamorarte de ella, te destrozará.

Me Perteneces |Concluida|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora