La venganza de las palabras

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Narra Denna
Después de ese encuentro con Suzete, me sentí abrumada por la complejidad de las emociones que me embargaban. Aunque había logrado resolver la situación con ella, no podía evitar sentirme dividida por mis propios sentimientos hacia Alex.

Mientras caminaba hacia el comedor para el desayuno, me perdí en mis pensamientos, repasando una y otra vez cada interacción que había tenido con él en los últimos días. Cada mirada, cada sonrisa compartida, parecía cobrar un nuevo significado a la luz de nuestras conversaciones más recientes.

Al llegar al comedor, me encontré con Alex sentado en una mesa cerca de la ventana, absorto en sus propios pensamientos. Nuestros ojos se encontraron por un instante, y en ese breve momento, supe que él también estaba luchando con sus propios sentimientos.

Decidí unirme a él en la mesa, tomando asiento frente a él con una mezcla de nerviosismo y determinación. Sabía que necesitábamos hablar sobre lo que había sucedido entre nosotros, pero no estaba segura de por dónde empezar.

—Hola, Alex —dije con una sonrisa tímida, buscando romper el hielo entre nosotros.

Él levantó la mirada, sorprendido por mi presencia pero dispuesto a hablar.

—Hola, Denna —respondió con una sonrisa gentil, su mirada llena de complicidad—. ¿Cómo estás?

Respiré profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo en ese momento.

—Estoy bien, gracias. Solo un poco... confundida, supongo —respondí con sinceridad, sintiendo el peso de nuestras conversaciones pendientes sobre mis hombros.

Alex asintió en comprensión, su expresión suave y comprensiva.

—Lo entiendo. Yo también me siento así. Hay muchas cosas que necesitamos hablar, ¿verdad? —dijo, su voz llena de ternura y preocupación.

Asentí con gratitud, sintiendo un nudo en la garganta mientras me preparaba para abordar el tema que había estado evitando durante tanto tiempo.

—Sí, hay muchas cosas que necesitamos aclarar. Pero antes de eso, ¿te importaría si nos unimos al resto del grupo para desayunar juntos? —pregunté, buscando un momento de tranquilidad antes de enfrentar nuestras conversaciones pendientes.

Alex sonrió con ternura, asintiendo con la cabeza en señal de acuerdo.

—Por supuesto, Denna. Será bueno tener un momento de paz antes de enfrentar lo que sea que nos esté esperando —respondió, su tono lleno de determinación.

Nos levantamos juntos de la mesa, caminando hacia donde se encontraban Violeta, Salma y Chiara, quienes nos recibieron con sonrisas cálidas y abrazos de bienvenida.

—Hola chicos, ¿cómo estáis? —preguntó Violeta, con su voz llena de alegría y entusiasmo.

Nos sentamos juntos en la mesa, compartiendo historias y risas mientras disfrutábamos de nuestro desayuno. Sin embargo, a pesar de la alegría aparente que reinaba en el ambiente, podía sentir la tensión palpable entre Alex y yo, cada mirada cargada de significado y cada gesto cuidadosamente medido.

Finalmente, mientras disfrutábamos de nuestros últimos bocados, Salma tomó la palabra, rompiendo el silencio incómodo que había caído sobre nosotros.

—Oye Denna, ¿has vuelto a pasar algo entre tú y Alex? —preguntó con curiosidad, su mirada llena de expectación.

Mi corazón dio un vuelco ante la pregunta directa de Salma, pero antes de que pudiera responder, Alex intervino, su expresión seria pero tranquila.

—Salma, creo que esto es algo que Denna y yo deberíamos discutir en privado. No es justo involucrar a los demás en nuestros asuntos personales —dijo, su voz firme pero respetuosa.

Salma asintió con comprensión, su mirada llena de complicidad y apoyo.

—Lo siento, Alex. No fue mi intención entrometerme. Solo estaba preocupada por ustedes dos —respondió, su tono lleno de arrepentimiento.

Alex y yo nos miramos el uno al otro, compartiendo un momento de entendimiento silencioso. Sabíamos que había muchas cosas que necesitábamos discutir, pero también sabíamos que era importante abordarlas en privado, lejos de las miradas curiosas de nuestros amigos.

Con una sonrisa agradecida, nos levantamos de la mesa, preparados para enfrentar lo que sea que el destino tuviera reservado para nosotros. Y aunque el camino por delante sería difícil y lleno de desafíos, sabíamos que juntos podríamos superar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

Después de tener esa conversación con Alex, me fui directa al baño con las chicas para poder hablar a solas con ellas.

Después del desayuno, Denna, Salma y Violeta se dirigieron juntas al baño para ducharse, buscando un momento de intimidad entre amigas para hablar sobre lo que estaba sucediendo entre Denna y Alex. Mientras el agua caliente caía sobre ellas, el vapor llenaba el ambiente, creando una atmósfera relajante y confortable.

Salma fue la primera en romper el silencio, su voz suave pero llena de preocupación.

—Denna, ¿estás bien? Pareces un poco distraída últimamente —dijo, mirándola con una mezcla de curiosidad y preocupación.

Denna suspiró, sintiendo el peso de las emociones que la habían estado abrumando en los últimos días.

—No lo sé, Salma. Todo esto con Alex ha sido... complicado. No sé qué pensar ni qué hacer —respondió con sinceridad, su voz temblorosa con emoción.

Violeta asintió con comprensión, su expresión llena de solidaridad.

—Entiendo cómo te sientes, Denna. Pero creo que es importante que hables con Alex sobre lo que está pasando entre ustedes. Solo así podrán resolver las cosas y seguir adelante juntos —dijo, su tono lleno de sabiduría y experiencia.

Denna asintió, agradecida por el consejo de sus amigas. Sabía que necesitaba enfrentar la situación de frente, sin importar cuán difícil fuera la conversación que les esperaba.

Sin embargo, mientras continuaban hablando, Suzete se encontraba detrás de la puerta del baño, escuchando cada palabra con una mezcla de ira y resentimiento. Había estado guardando sus sentimientos durante demasiado tiempo, y ahora que había escuchado a Denna y sus amigas hablar sobre ella, estaba lista para tomar medidas drásticas.

Con manos temblorosas, Suzete arrancó un folio de la libreta y escribió  unas palabras llenas de veneno y rencor. Con cada letra que trazaba, sentía cómo la rabia y la frustración la consumían por dentro, impulsándola a actuar con una determinación feroz.

Una vez que terminó de escribir, Suzete se acercó sigilosamente al lavabo de Denna, dejando la nota en un lugar donde sabía que sería encontrada. Con un suspiro de satisfacción, se alejó rápidamente, dejando atrás el rastro de su venganza.

Mientras tanto, Denna, Salma y Violeta continuaban su conversación, ajenas al peligro que se cernía sobre ellas. Sin embargo, cuando Denna se acercó al lavabo para lavarse las manos, se encontró con la nota dejada por Suzete, su corazón hundiéndose en su pecho al leer las palabras crueles escritas en ella.

Con lágrimas en los ojos, Denna miró a sus amigas en busca de consuelo y apoyo, sintiendo cómo la traición de Suzete la golpeaba con una fuerza devastadora. A pesar del dolor que la consumía, sabía que tendría que enfrentar esta nueva amenaza con valentía y determinación, lista para defenderse de cualquier ataque que se interpusiera en su camino.

Y con esa determinación ardiendo en su interior, Denna se secó las lágrimas, lista para enfrentar lo que sea que el destino tuviera reservado para ella. Porque aunque Suzete había intentado destruirla con sus palabras hirientes, Denna estaba decidida a demostrar que era más fuerte de lo que nunca hubiera imaginado.

Destino o Casualidad Where stories live. Discover now