Reflexiones en la Tormenta

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Narra Alex

El silencio reinaba en la sala del piano después de nuestro emotivo encuentro. Denna se había derrumbado en mis brazos, sus lágrimas mojaban mi camisa mientras la sostenía con ternura. Observaba su rostro marcado por la tristeza y la confusión, y me encontraba sumergido en un mar de emociones encontradas.

Por un lado, sentía una profunda tristeza al ver a Denna sufrir de esa manera. Su fuerza y resiliencia siempre me habían impresionado, y verla tan vulnerable me rompía el corazón. Quería protegerla, ser su refugio en medio de la tormenta que la envolvía.

Pero también sentía una creciente sensación de frustración y enojo. No podía entender por qué alguien como Suzete, a quien consideraba una amiga cercana, había decidido atacar a Denna de esa manera. Era desgarrador presenciar el daño que había causado y me dejaba preguntándome qué más estaba dispuesta a hacer para lastimar a los demás.

Sin embargo, en medio de toda esa confusión, una cosa era clara: mi amor por Denna solo crecía con cada momento que pasábamos juntos. Verla vulnerable de esa manera solo reforzaba mi determinación de estar a su lado, de protegerla y apoyarla en cada paso del camino.

Con cuidado, levanté el rostro de Denna para mirarla a los ojos, buscando transmitirle todo el amor y la fortaleza que sentía por ella en ese momento. Su mirada se encontró con la mía, y en ese instante, supe que juntos podríamos superar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

—Denna, escúchame —dije con suavidad, mis dedos acariciando su mejilla—. Sé que las cosas han sido difíciles últimamente, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. Siempre. No importa lo que pase, siempre estaré a tu lado.

Denna me miró con gratitud, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y alivio.

—Gracias, Alex. Significa mucho para mí tener tu apoyo en este momento —respondió con voz temblorosa, su mano buscando la mía en busca de consuelo.

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que nuestras palabras se asentaran entre nosotros. A pesar de los desafíos que enfrentaríamos en el futuro, sabía que juntos podríamos superar cualquier cosa, siempre y cuando estuviéramos unidos.

Y con esa certeza resonando en mi corazón, me aferré a Denna con fuerza, prometiéndome a mí mismo que nunca la dejaría caer. Porque aunque el camino por delante sería difícil y lleno de obstáculos, tenía la certeza de que, juntos, podríamos enfrentar cualquier tormenta que se interpusiera en nuestro camino, emergiendo más fuertes y unidos que nunca antes.

Sin embargo, mientras nos abrazábamos en medio de la sala del piano, una sombra se cernía sobre nosotros. Desde la puerta, Suzete observaba la escena con una expresión llena de resentimiento y amargura. Sus ojos brillaban con un fuego oscuro, y en ese momento supe que nuestra paz recién encontrada estaba a punto de ser perturbada por una nueva tormenta que se avecinaba.

Al notar la presencia de Suzete en la entrada de la sala del piano, sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Su mirada llena de resentimiento y amargura era como un aviso de que algo malo se aproximaba.

—Suzete... —murmuré, sorprendido por su repentina aparición.

Ella no dijo una palabra, pero su presencia era suficiente para llenar la habitación con una tensión palpable. Denna levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Suzete en un momento cargado de significado.

—¿Qué estás haciendo aquí, Suzete? —preguntó Denna, su voz firme pero llena de cautela.

Suzete dio un paso hacia adelante, su rostro contorsionado por una mezcla de emociones.

—Vine a hablar contigo, Denna. Necesitamos aclarar algunas cosas —dijo con voz tensa, sus ojos fijos en los míos como si estuviera desafiándome.

Me tensé, sintiendo el peso de su mirada sobre mí. Sabía que Suzete estaba furiosa y que no tendría reparos en confrontar a Denna, pero no podía permitir que la situación se saliera de control.

—Suzete, creo que es mejor que te calmes. No es el momento ni el lugar para esto —intervine, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente tensión en el aire.

Ella me miró con desdén, sus labios curvándose en una mueca de desprecio.

—Esto no es de tu incumbencia, Alex. Esto es entre Denna y yo —respondió con frialdad, ignorando mi intervención.

Denna se levantó lentamente, su expresión seria pero determinada.

—Suzete, no tengo nada que decirte. Lo que sea que tengas que decirme, puedes hacerlo en otro momento y en un lugar más apropiado —dijo, su voz firme pero tranquila.

Suzete apretó los puños con furia, sus ojos lanzando chispas de resentimiento.

—No puedes evitar esto para siempre, Denna. Tarde o temprano tendrás que enfrentar las consecuencias de tus acciones —advirtió, su voz llena de veneno.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, Suzete se dio la vuelta y salió de la habitación, dejándonos atrás en un silencio tenso y cargado de emociones.

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que la tensión se disipara lentamente. Miré a Denna, preocupado por cómo había manejado la situación, pero ella me devolvió una mirada tranquila y determinada.

Después de que Suzete se fuese, un suspiro de alivio llenó la sala del piano. Aunque la tensión aún se podía sentir en el aire, nos sentimos un poco más liberados ahora que Suzete se había ido.

Denna se volvió hacia mí, su mirada llena de gratitud y determinación.

—Gracias, Alex. No sé qué haría sin ti —dijo con voz suave, sus ojos brillando con un brillo reconfortante.
Sonreí, sabiendo que en momentos como este era importante estar allí el uno para el otro.

—Siempre estaré aquí para ti, Denna. Nada ni nadie nos separará —prometí, sintiendo una oleada de determinación inundar mi corazón.

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que nuestras palabras se asentaran entre nosotros. Aunque el futuro era incierto y lleno de desafíos, sabíamos que juntos podríamos superar cualquier cosa que se interpusiera en nuestro camino.

Decidimos dejar la sala del piano y regresar a nuestras habitaciones. Mientras caminábamos por los pasillos de la academia, sentí una sensación de paz y determinación envolverme, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendría a Denna a mi lado.

Cuando finalmente llegamos a nuestras habitaciones, nos despedimos con un abrazo reconfortante y unas palabras de aliento. Sabíamos que nos esperaban días difíciles, pero también sabíamos que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío que se nos presentara.

Mientras cerraba la puerta de mi habitación detrás de mí, me sentí lleno de esperanza y determinación. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que, con Denna a mi lado, podría enfrentar cualquier cosa que la vida me lanzara.

Y con esa certeza reconfortante en mi corazón, me preparé para enfrentar el mañana con valentía y determinación, listo para enfrentar lo que sea que el destino me tuviera reservado junto a Denna, mi compañera de aventuras y amiga del alma.

(este capítulo es más corto pero bueno aquí tenéis jajaj, decidme si os está gustando o no porfis)

Destino o Casualidad Where stories live. Discover now