𓏲 Capítulo 5

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Mina sirvió el desayuno en silencio mientras se sentaba en la mesa del comedor. Chaeyoung tomaba de su mini taza en silencio y con la vista totalmente fija en la madera donde estaba sentada.

Todavía estaban en silencio.

Myoui supuso que a la pequeña le iba a costar poder soltarse y contarle qué era lo que le ocurría, mas no quería presionarla, no por el momento. Chaeyoung la miraba de reojo esperando que Mina le dijese algo, pero agradeció que esta prendiese la televisión y no le preguntara. Sería complicado explicarle su situación sin terminar quedando peor.

Al final, la mañana había pasado de lo más aburrida.

Chaeyoung suspiró por quinta vez en lo que llevaba del día luego de que Mina se despidiera de ella horas antes. Se sentía sola en un lugar tan grande y vacío como lo era el departamento de Mina. Estaba sentada en medio del sofá con la vista perdida en el techo y un vacío tremendo en el estómago. El hambre también se estaba volviendo un problema.

Entonces se sentó de golpe en el sofá y una sonrisa se formó en su rostro.

Tenía una idea.

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Mina gruñó resolviéndose el cabello desesperadamente, no podía concentrarse en leer los contratos, por su mente solo pasaba la imagen de la pequeña llorando y, siendo sinceros, le causaba demasiada ternura. Y lástima, por supuesto. Ella quería ayudarla, saber qué le había ocurrido y serle útil, pero Chaeyoung parecía mucho más cómoda sin hablarle del tema y ella prefería mantenerse en el margen.

— Joder —, maldijo mirando su portátil. Había buscado en internet maneras de hacer que la gente creciera, pero todas eran consejos para niños de tomar mucha leche o comer saludablemente. No podía hacer nada si Chaeyoung no cooperaba.

Dejó los papeles de lado y tomó su celular dispuesta a llamar a su casa, quizás si Chaeyoung era lo suficientemente rápida ella podría contestar y hablarían. Necesitaba cerciorarse de que la pequeña estaba bien, de que nada le había pasado.

— No has avanzado nada — , comentó su mejor amiga mientras entraba tranquilamente a su oficina. Mina gruñó asintiendo.

— No estoy bien— , se justificó refregándose los ojos.

— Vete, Mina, es mejor que estés en tu casa y sin servir para nada, a que estés acá molestando y ensuciando los papeles— , aconsejó su amiga con una sonrisa mientras tomaba los contratos. Mina asintió y se levantó tomando su maletín.

Por algo era su mejor amiga.

— Gracias, Sana, te debo una— , sonrió antes de salir de su oficina como si la persiguiera el diablo. Ese día iba a saber qué había pasado con Chaeyoung, por las buenas o por las malas.

Abrió la puerta mientras controlaba su respiración, apenas si había tardado unos 40 minutos para llegar, y con el apuro y todo casi perdía su maletín en uno de los trenes. Estaba un poquitín desesperada.

Sintió al instante el olor a comida entrar por sus fosas nasales y frunció el ceño, extrañada. También no pudo ignorar la música que sonaba por toda la casa, algo parecido a la música que su madre escuchaba, y eso la extrañó aún más.

Dejando su maletín en la puerta ella entró en la cocina, sorprendiéndose al instante. Chaeyoung se había armado un sistema de cocina ideal para su altura, con todas las cosas que había encontrado por toda la casa. Ignoró el hecho de que su cepillo de dientes estaba colgando de un hilo del techo, y se acercó a Chaeyoung quien cantaba a todo pulmón mientras preparaba un tremendo plato de pasta. Tremendo para su tamaño.

— Uhm — , se cruzó de brazos, y Chaeyoung saltó en su lugar, golpeando un lápiz que activó un mecanismo, apagando la música al instante.

— H-Hola, Mina —, musitó la pequeña mientras hacía una rápida reverencia. Mina suspiró y arqueando una ceja se acercó aún más.

— ¿Puedo saber qué le has hecho a mi cocina?— , inquirió ocultando con mucho esfuerzo una sonrisa.

— E-Eh, tenía hambre...Y s-soy muy c-chiquita— , se excusó Chaeyoung mientras jugaba con la tela de su camiseta. Mina sonrió.

— Te cocinaré ¿Está bien? Pero no vuelvas a hacer tanto desastre, a la próxima llámame —, le explicó Mina mientras se arremangaba la camisa y comenzaba a guardar todo lo que veía fuera de lugar.

Chaeyoung asintió, mas sus ojitos estaban más concentrados en las manos y los brazos de Mina que en otra cosa. Algo que había notado gracias a todas las veces que Mina la había tomado en brazos y, no se podía mentir, le encantaba lo musculosa que era Mina.

Se sonrojó tapando su cara con las manos y suspiró, no sabía cómo tomarse lo que le pasaba por la cabeza. Se sentía mal, rara.

Mina miró de reojo a Chaeyoung, notando el cambio en la actitud de la pequeña. Abrió uno de los cajones de la cocina sacando una caja de galletas y se las puso frente a ella, con una sonrisa.

— Come alguna en lo que hago la comida ¿Sí?—, murmuró antes de darle la espalda y seguir ordenando. Chaeyoung la miró sintiendo su corazón latir de felicidad y no pudo evitar sonreír de oreja a oreja, mientras luchaba por abrir el paquete.

Mina era su heroína.

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⏰ Senast uppdaterad: Apr 02 ⏰

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❝ Cuidando a una mini Chaeyoung ❞ || MiChaengDär berättelser lever. Upptäck nu