Capítulo 9. Mi antiguo hogar

937 58 6
                                    

Zazil Ha

Unos años atrás

Volví a caer, era la tercera vez que perdían con él. La tercera vez que no podía hacerle ningún rasguño con la espada. Es demasiado veloz, demasiado ágil para mi. No puedo usar mis ojos rojos como el ámbar, como la sangre con él, me castigaran nuevamente, y esos castigos no son aceptables.


Pero no me importa, estoy cansada de perder con el presumido idiota de mar. Ha llevado más victorias que yo, más liderazgo que yo, es mejor que yo.


¿Qué hago en este lugar? ¿Por qué dejo que me golpee? ¿Por qué le hago caso a ellos cuando podría usar esos ojos sangre para que se fuera? ¿Por qué ya no los uso si no me importan?


Por lo que sucedió esa noche, esa noche estrellada, esa noche de cumpleaños.


Todo iba tan bien, iba demasiado perfecto, solo nosotros cuatro tomando unos cuantos tragos por mi nuevo año, un momento más en esta vida. Ahora sabía la importancia de no excederme con la bebida. Aunque ya no me emborrachaba tanto como antes.


Yo bailaba sin dudar alguna, sin importar quien me viera, sin importar que estuviera cerca de mi ese chico tan molesto, ese chico que pronto se acercó más a mi, poco a poco. Me perseguía como un cazador a su presa, buscando el blanco del asunto.

Tocaba cada parte de mi cuerpo sin que me importará. Realmente no sentía como si me tocará un extraño. Su mano estaba en mi cintura, y la otra sostenía mi mano derecha, haciendo mover cada uno de mi ser al ritmo de la música.


Salí un rato buscando un poco de privacidad, en ese muelle cerca de la tienda me buscaba mi acosador, yo sólo quería respirar un poco de ese susodicho aire, de ese aliento tan familiar al agua, tan profundo entrando a mis cuevas y desechando con algo diferente.


Este órgano era una maravilla, era una forma diferente de respirar, no lo sentía igual, notaba más ese suspiro de tierra, esa condición de saber de estar viva, de una manera diferente, una manera que nunca pude conocer hasta experimentarlo.


Se acercó a mí oliendo al exquisito ron de la temporada, con ese momento entendí que sería diferente, mis sentidos sintieron lo que sucedería, como si fuera el déjà vu de mis tormentos, el sueño que pensé imaginar en algún momento, pero nunca creí que sucedería, porque nunca había pensado de esa manera, nunca lo vi de esa forma.


Excepto aquella vez en el lago. En ese año. Todo cambio.


Presente...

Tenía que acercarme a él, pero no sabia como, mis piernas estaban como aquel día, mi primer día cuando pise la tierra. Ese momento cuando lo mire con mis ojos rojos, para asustarlo. Que todo cambió para cada uno de nosotros.

Pero hoy era el tremendo cambio.

Porque conocía que mis pensamientos estaban en lo cierto. Siempre fue así, siempre lo supimos solo que fuimos los demasiados tonto para ocultarlo. Para no caer en estos sentimientos. Cada uno los disfrazó como pudo. Él con otras chicas y yo con un poco más de ron. Con un poco más de celos, un poco más de envidia y dándole mis ojos rojos por algo que no podía, no debía sentir.

Cada uno se dividió después de la batalla, en parte del magnífico barco, yo conocía donde encontrarlo. En ese lugar especial donde los navegantes siempre nos observaban, se hacían que nunca podíamos encontrarlos, no podíamos verlos, pero solo los ignorábamos. O al menos eso creía.

Piratas del Caribe: La Hija del MarWhere stories live. Discover now