Stella es una chica que está aburrida de la monotonía de su vida. Trabaja, es una mujer independiente y triunfadora en muchos aspectos, pero no en el amor.
Todo esto aunado al matrimonio fallido que tuvo, el trauma la persigue, pero su necesidad la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
╰──────╮✧✧✧╭──────╯
Han pasado dos días en los que no he dejado de mensajear o llamarme con Mark, nos llevamos estupendo, creo que es demasiado perfecto para ser real.
Decidí no ponerme en contacto con Edward, sé que está fuera de mi alcance, es mejor así.
Demian no me ha llamado ni escrito, la verdad creo que era demasiado complicado, nuestra idea de una relación es distinta.
Es miércoles, aún me falta leer dos manuscritos, espero terminar para el viernes.
Sonó mi celular en tono de llamada, lo cual es raro, nadie me llama, excepto papá y últimamente Mark.
—Hola, pa — le respondí de inmediato
—Hola extraña, ¿cuándo vendrás a visitar a este viejo? — se ríe
—Te prometo que el fin de semana voy, he tenido mucho trabajo
—Está bien, te llevaré a Zizzi, avísame cuando vengas en camino — me advierte
—Lo haré, te amo — le mando un beso por el teléfono
—Te amo más, mi estrella — hasta puedo sentir su sonrisa
Ambos colgamos, me pongo los lentes para seguir en mi lectura, por suerte me doy cuenta de que el manuscrito que estoy leyendo es nefasto y lo dejo a la mitad.
Me concentro en el siguiente, la tarde se pasa y mi estómago reclama comida. Me levanto para preparar algo de comer, pongo música y bailoteo en la cocina.
De pronto el sonido del timbre me quita toda la magia que hice con mi baile despreocupado, aprieto el botón del interfono para ver quién es.
—¿Sí? —casi grito, si no, la persona que está abajo no me podrá escuchar
—Buenas noches, ¿es el departamento de la señorita Stella? - me pregunta un hombre
—¿Qué se le ofrece? — me da nervios
—Gracias a Dios, ya toque todos los timbres — se ríe — tengo una entrega para usted
—¿Entrega? — cuestiono
—Así es, ¿podría bajar? ¿O subo? — me dice un poco desesperado
