Entre tu y yo. [Soukoku]

Así será...

Dazai se la estaba pasando bien, Odazaku era el mejor ante sus ojos, en ese bar solo había risa y chistes por parte de Dazai, Odazaku solo escuchaba con atención cada palabra de Dazai y ango solo se dedicaba a tomar su whisky. Ya se habían acostumbrado a sus chistes suicidas.

—Dazai ¿Y ese tal Chuuya? Ya lo encontraste? —Pregunto Odazaku.

—Si es cierto ya no me acordaba de el ¿Que paso con el Dazai? —Ango se unió a aquella plática.

Dazai solo dió una sonrisa de labios y miro su whisky —Ya lo encontré —Dazai volteo a ver a Odazaku con la misma sonrisa.

—Me alegro, estabas muy desesperado cuando me preguntaste por el. —Odazaku le dió un trago a su whisky, después de terminar aquellas palabras, miro de reojo a Dazai este se encontraba viendo su whisky directamente.

—¿Y dónde está el? —Ango pregunto. Dazai solo lo volteo a ver y le sonrió, estaba tan calmado, su cara expresaba calma.

—En su casa. —Y eso fue lo último que contesto Dazai, para que después de minutos se empezará a emborrachar. Lo tenía que hacer para volver con aquel pelinaranja de ojos azules profundos. Las horas avanzaron y Dazai ya estaba con su cabeza recargada en aquel taburete de madera.

Odazaku solo lo miraba, lo estaba cuidando que no le pasará nada, Dazai empezó a murmurar palabras, las mismas palabras.  Una tras otra.

"Quiero volver con Chuuya" .

De aquellos ojos castaños empezaron a derramar lágrimas por aquella persona, no se iba a mentir más, lo extrañaba así como lo extraño esos cuatros años sin verlo, su presencia era lo mejor pero siempre lo negaba, estar sin su presencia era extraño pero después comprendió que no era así, si no que lo extrañaba y pensar estar sin el una vez mas, pero está vez saber que no existe y a no estar en su vida era como un infierno.

Por qué el era el vino que llenaba la copa de Chuuya y Chuuya era la copa del vino de Dazai, por qué en aquella copa confiaba en que nunca se iba a derramar aún que le vaciara todo su vino, por qué aquella copa era su copa a su medida y a su textura, y aquella copa nunca se iba a cansar de ese vino, por qué ese vino era su favorito y su perfección. Por qué como aquella copa y aquel vino eran lo único que ocupaban para llenarse y vaciarse.