Habitación 215 [#2 Los Wellington]

36- Posesividad (parte 2)

Maratón 3/5

—Ekaterina.

Cuando Jack aparco frente a la gigantesca casa de madera blanca y ladrillo, de dos niveles, supe que algo iba un tanto extraño, primero porque aun con los cristales del auto arriba, un sonido retumbante llamaba mi atención, sin mencionar que veía como una fila de personas salir y entraba a la casa, como por las ventanas se podía divisar las sombras de personas en movimiento y las luces de colores que se reflejaban sobre el suelo cubierto de césped frente a la casa.

—¿Dónde estamos? — no pude evitar preguntar con cierta desconfianza, apretando mi bolso cruzado sobre mi pecho con más fuerza contra mi regazo.

—Es la fraternidad en la que está mi hermano, hacen las mejores fiestas, ya verás — comenta emocionado y sin decir más se baja de auto.

Aunque tuve el deseo de huir justo allí, me atreví a salir del auto y colocarse junto a él sobre la acera delantera.

Mis manos temblorosas por los nervios o más bien la ansiedad de descubrir que estaba pasando dentro, alise mi vestido de un lila suave que se apretaba en toda la parte superior de mi cuerpo, pero que al llegar a mi cintura caía suelto hasta un poco sobre mis rodillas. Pensé que sería lo más adecuado para la fiesta que esperaba, por ello lo acompañe de mis sandalias de plataforma plana con enredaderas y mi cabello caía suelto sobre mi espalda. Sin embargo, ahora que veo a los lejos a un grupo de chicas que salen de la casa entre risas y gritos de una conversación entretenida, note como iban vestidas.

Totalmente distintas a mi aspecto.

Una de ellas es tan osada que lleva literalmente la parte superior de un biquini color naranja y unos shorts de mezclilla, con unas sandalias parecidas a las que yo misma llevaba. Todas chicas hermosas y sin una marca sobre la piel. Con maquillajes perfectos y el cabello cortado a la moda, no como él mío que caía recto sobre mi espalda. Sentí envidia de ellas, porque si podían lucir sus cuerpos sin miedo o temor a tener marcas desfigurando sus pieles.

No habia entrado a la fiesta y me sentía cohibida. Aprete mis brazos con fuerza a mis costados y mordí mi labio inferior para seguido regresar la mirada a Jack.

—No creo que vaya bien para la ocasión — murmure mirando su atuendo relajado, de camiseta blanca ajustada, jeans y zapatillas deportivas, pero que de alguna manera se le veía mejor que cualquier cosa que pudiera llevar puesta. Su cabello rubio se agito ante la briza y sus ojos verdes se clavaron en mí, no me perdí como sus cejas se fruncieron.

—¿A qué te refieres?

—Pensé que sería una reunión más... no se— no super como terminar la oración y señale la casa para que él sacara sus propias conclusiones.

—Pues yo veo que estas hermosa — murmura y da un paso en mi dirección, lo veo tomar una de mis manos, a la que le da un apretón firme. — es cierto que las chicas vienen vestidas de cierta manera, pero tú no tienes por qué sentirte cohibida, además quien se atreva a decir algo sobre ti en mi presencia tendrá que lidiar con las consecuencias.