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Era una mañana común, una figura estaba debajo de las sabanas de la gran cama, se vía como esta respiraba en un ritmo lento, estaba descansando, entonces, entro una chica bajita con cabello rojo, y unas alas negras que tenia recogidas, abrió las cortinas, la figura que dormía se removió por el repentino brillo de la luna ese "día".

- Joven amo, el rey solicito su presencia en su estudio - Dijo la chica caminando al cuarto de baño que estaba al lado de la habitación.

El chico se levanto con pereza, paso sus manos por sus ojos para tratar de quitar todo rastro de sueño, escucho como la chica abría la llave de la bañera.

- ¿Es urgente? - Pregunto dejándose caer nuevamente entre las suaves sabanas.

- De eso no fui informada pero, ya sabe que paso la ultima vez que llego tarde a... - Fue interrumpida por el chico que se levanto de un golpe.

- Si adely, puedes retirarte -

Adely se inclino, salió cerrando la puerta con cuidado.

El joven se quedo solo en la habitación, medito un poco antes de entrar a la bañara, cada vez que su padre lo llamaba, debía vestir elegante, hablar, actuar, su padre estaba tratar de "formarlo", hacerlo madurar, decía que era inmaduro y infantil, a el no le importaba pero, últimamente se sentía mas irritado de lo normal con esa actitud de su padre.
Decidió dejar de dar tantas vueltas, volvió a la gran habitación donde un traje arreglado, perfumado y planchado lo esperaba para ponérselo, de solo verlo el ya podía sentir la incomodidad recorriendo su cuerpo.

Se vistió, arreglo su cabello, salió de su habitación, camino entre los espaciosos y lujosos pasillos para llegar a su destino, se escuchaban sus pasos resonando, este castillo siempre parecía vacío, un vago recuerdo apareció en su mente, cuando paso "esa" habitación, decidió ignorar ese sentimiento de nostalgia, a pesar de tener alas, su padre había restringido volar dentro de los muros del palacio, era irónico.

Unos pasos mas, hasta llegar, se detuvo frente a una inmensa puerta con dos guardias al lado, ambos guardias empujaron la puerta para el pudiera entrar, ahí estaba, el diablo, satanás , el rey demonio, tantos nombres, estaba sentado mirando la ventada, en una silla que parecía tan intimidante, sus ojos oscuros pasaron a mirar a su primogénito que estaba de pie mirándolo fijamente, el hombre adulto se levanto, camino hasta su escritorio.

- ¿Qué has estado haciendo últimamente, Ari? - Su voz gruesa, tranquila y imponente, haría retroceder a cualquiera.

- No mucho, solo por ahí - Respondió el mas joven, sentándose en uno de los sofás del salón - ¿Para que me llamaste a aquí? -

- Me llego un reporte, donde dicen que te han visto interactuando con humanos, para ser preciso, estas yendo a una escuela humana - Menciono dejando caer fotos de el junto a un humano, hablando y abrazando, jugando básquet y entre otras actividades - Sabes mis reglas -

- Solo es un rato, no estoy haciendo nada ma.. - Fue interrumpido por el mayor.

- Ari, sabes perfectamente que interactuar con los humanos, es demasiado riesgoso, imagina que pasaría si te descubren, matándose entre ellos para mandar a otros al infierno, mas sobrepoblación, castigos, cambiara el rumbo normal de las cosas, hasta peores cosas... - Dijo tocándose la cabeza con frustración. - ¿ No es suficiente con lo que le hiciste hace tiempo a ese pequeño ángel? -

El mas joven, apretó los puños al sacar este tema que para el era sensible.

- Creo que te dije claramente, que no quería hablar mas de esto - Menciono con un tono amargo.

- No me hables así, ya sabes por que paso, te lo mer... - De repente los papeles que estaban en la mesa salieron volando, interrumpiéndolo.

- ¿¡Me lo merecía?!, no, ¿¡Lo merecíamos?! - Ari se levanto, extendiendo sus alas, alzando la voz en señal de su molestia.

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⏰ Última actualización: Apr 11 ⏰

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sᴏᴜᴠᴇɴɪʀs [Spartor] -Pausado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora