01. Habían una vez, hace muchos años atras.

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Su nacimiento fue un simple contrato que sus padres tuvieron que pagar para estar juntos, su alma fue vendida al peor demonio que hubiera conocido nunca, ser un niño no era una opción para él

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Su nacimiento fue un simple contrato que sus padres tuvieron que pagar para estar juntos, su alma fue vendida al peor demonio que hubiera conocido nunca, ser un niño no era una opción para él.

Era injusto que él tuviera que seguir las exigencias de su abuelo mientras que Izana y Emma podían tener una vida normal. Izana era un omega, y según el abuelo eso lo hacía un debilucho incapaz de llevar el liderazgo de Bonten; Emma era un niña alfa, demasiado “afeminada” para ser una digna alfa.

Manjiro era perfecto, un alfa dominante que había demostrado ser digno del apellido Sano, un pequeño sádico dispuesto a matar a cualquier persona que el abuelo percibiera como amenaza.

—Señor Sano, lamentamos la tardanza.

Un burdel no era un lugar muy lindo para un niño de seis años, pero Manjiro no mostraba interés en las bellas omegas que se le insinuaban pese a su corta edad.

Él tenía una sola tarea, acompañar al abuelo.

Los sillones de cuero rojo eran incómodos pero Manjiro jamás se quejó de eso, su comodidad no era prioridad en lo absoluto.

—Kiyomasa, sabes que odio esperar.

El abuelo Sano era temido pese a su edad, era uno de los alfas más peligrosos en Tokyo.

Kiyomasa era consciente de ello y solía evitarse problemas con la familia Sano, todos en Japón sabían que era mejor tener a Bonten de su lado porque como enemigos eran bastante peligrosos.

—Tuvimos un problema con la entrega, algunos omegas intentaron huir y pues…tuve que encargarme de ello— explicó con simpleza el beta, como si traficar omegas fuera algo normal o casual.

Aunque en teoría lo era para Manjiro.

—Cómo sea, ¿qué tienes para mí? Me llamas a altas horas de la noche, espero que sea algo bueno— habló molesto el abuelo, meneando la copa de vino que tenía en sus manos —Soy exigente con los omegas que trabajan en la mansión, no quiero un espectáculo como la última vez.

Kiyomasa rió nervioso mientras tomaba asiento frente al anciano.

—Le tengo una propuesta que, espero, sea de su agrado— habló ansioso, frotando sus manos mientras sonreía como idiota.

—Te escucho…

Manjiro sólo era un espectador, ni siquiera se molestaba en opinar porque el abuelo solía decir que “aún no estaba preparado para manejar el negocio familiar”, realmente solo podía oír atentamente la conversación y tomar notas mentales de lo “aprendido”.

Aunque en realidad tenía sueño, estaba aburrido y no había comido en todo el día por haber entrenado. Su vida era algo pesada para su corta edad, usualmente dormía alrededor de las cuatro de la mañana y tenía que estar despierto a las ocho de la mañana para iniciar sus tareas como próximo líder.

Queen [MiTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora