Capítulo 16.

40 5 0
                                    

Observo al ternero que ayudé a nacer, camina junto a su madre pastando por el terreno, le he cogido mucho cariño y ella a mí también. Se acerca a mí despacio para lamer mi mano y chocar su pequeña cabeza contra mi pierna pidiendo jugar conmigo, comienzo a saltar a su lado y a correr haciendo que me siga, dando pequeños trotes moviendo la cabeza y mugiendo llegando hasta mí para volver a lamer mi mano, lo acaricio riendo y se marcha de nuevo con su madre. Me dejo caer en el césped verde y húmedo por los aspersores que apagué hace dos minutos, miro el claro cielo azul lleno de esponjosas nubes blancas y el sol abrasador calentaba mí piel en segundos, tapo mi cara con el sombrero, relajándome en ese momento con pequeños suspiros debidos a mis pensamientos, no puedo dejar de pensar en el poco tiempo que me queda en la granja, sólo siete días. Siete días y volveré a Miami, por una parte quiero ver a Ashley pero por otra quiero quedarme aquí, creo que éste es mi sitio, Tennessee me encanta, aquí he descubierto lugares y personas maravillosas, las cuales adoro y voy a extrañar mucho. Estos tres meses para mí han sido decisivos en mi vida, sobre lo que quiero para mí y lo que no, he descubierto cosas nuevas que me gustan otras no tanto pero de eso se trata, de saberlo, en Miami siempre hacía las cosas que les gustaba a los demás, lo único que a mí me gustaba era estudiar mi carrera de veterinaria y estar con mi mejor amiga. Sonrío recordando las veces que hacíamos tonterías las dos juntas en la habitación del campus mientras intentábamos estudiar para uno de nuestros difíciles exámenes, cogimos unos ositos de gominola y nos los lanzábamos cada vez que nos aprendíamos una lección pero si fallabas y no lo cogías con la boca, a Ashley se le ocurrió tomar un chupito de vodka en cada error, esa vez acabamos estudiando borrachas porque no éramos capaces de encestar las gominolas en nuestras bocas, al día siguiente hicimos el examen resacosas y con dolor de cabeza pero nos llevamos una sorpresa dos días después al ver que lo habíamos aprobado las dos. Decidimos que ese sería nuestro ritual para estudiar cuando nos costase tanto la lección, lo repetimos dos veces más en el transcurso del segundo trimestre, volvimos a aprobar pero la nota era más baja y creímos que lo mejor sería no arriesgarnos más de esa manera y dejamos de hacerlo. Me encantaban esos momentos con ella, eran los únicos en los que me sentía yo misma pero ahora eso lo tengo aquí, todo el tiempo, puedo ser yo misma sin cohibirme y sin que nadie me juzgue. Tengo miedo, miedo de no saber cómo me va a ir en Miami, si voy a poder volver, si Sam y yo estaremos bien o no.

Me asusto al notar algo húmedo pasar por mi cuello retirando el sombrero que cubría mi cara, pestañeo un par de veces a causa del sol y veo a mi tocaya mirándome mientras volvía a sacar su lengua para pasarla de nuevo por mi cara, río a carcajadas por las cosquillas que el acto del animal me produce, lo acaricio riendo y se tumba a mi lado. Miro alrededor buscando a su madre con la mirada, estaba detrás mío tumbada a la sombra debajo del tejado de madera que cubría su bebedero, tapo mi cara de nuevo con el sombrero para poder sumergirme de nuevo en mis pensamientos pero el sonido de una cámara de fotos lo hace imposible, retiro de nuevo el sombrero para descubrir a Sam haciéndome fotos con su cámara.

- ¿Qué haces? -Pregunto riendo.- Estoy descansando.

- Sólo quería plasmar tus momentos aquí, creo que te gustará recordarlos cuando estés en Miami dentro de una semana. -Dice sonriendo de lado.

- Tienes razón. -Suspiro y le hago un gesto con la mano para que se tumbe a mi lado.

- Hailey.. -Comienza a hablar lamiendo sus labios nervioso.- Te voy a echar de menos.

- Yo también a ti, Sam. -Agarro su mano.- Todo irá bien, sólo es un mes.

- Sí, después podremos seguir nuestra vida como hasta ahora. -Dice mirándome y besando mi mano.

- Hagámonos una foto. -Sugiero y acepta.

Pone la cámara en alto sujetándola con sus manos, hicimos varias fotos poniendo caras tontas, sonriendo, besándonos, ese momento fue especial para mí. Lo miro mientras él contempla las fotografías que acababa de tomarnos, sus ojos marrones brillaban aún más al sol y sus labios rosados y carnosos hacían que tuviera más ganas de besarlo, su mirada cruzó con la mía deteniéndose a observarme al igual que yo a él, dejó la cámara en el suelo para poder acariciar mi rostro. Me acerco rápidamente para besarlo, lo necesitaba, necesitaba sus besos y sus caricias, coloco mi cuerpo encima del suyo a horcajadas mientras sujeta mis caderas con sus manos sin dejar de besar sus labios.

Amor de vaqueros.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz