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De camino a la tienda de ramen, las dos pasaron por delante de las tiendas y restaurantes familiares que Hinata conocía de toda la vida. Muchos de los ocupantes de estas tiendas y cafeterías de la acera saludaron con la mano a la maravilla de ojos azules que arrastraba a su madre tras ella. Yumi era muy conocida en Konoha, por una razón u otra. Sin embargo, a pesar de su popularidad poco convencional, tenía un encanto tan mágico como el de su padre; no había forma de que a nadie no le gustara la niña, aunque despreciaran a su madre.

Cuando pasaron junto a la escuela, la niña que llevaba de la mano a Hinata se detuvo en seco y se volvió hacia los barrotes vallados. Hinata siguió su mirada hacia el patio donde los niños pequeños jugaban al ninja tag y aprendían a saltar desde los árboles.

"¿Mamá?" La vocecita de Yumi llegó hasta los oídos de Hinata y ésta se encogió un poco ante la pregunta que sabía que iba a llegar. La pregunta surgía cada vez que pasaban por delante de la escuela ninja.

"¿Cuándo voy a la escuela?"

"Dentro de dos años". Respondió Hinata y acarició el pelo de su hija. Los niños que jugaban en el patio algunos les saludaban.

"Tanto tiempo". Yumi gimió saludando a los niños mayores que ella, parecía estar intentando idear un plan en su cabeza que le permitiera colarse entre los barrotes y unirse a ellos.

"Ahora parece estar lejos, pero no lo estará".

Yumi hizo un mohín en el que sabía que su madre mentía pero no dijo nada al respecto. Hinata tuvo que ocultar una risa; dos años nunca le habían parecido tanto. Ahora mismo mirando hacia atrás le parecía que cuatro años habían pasado volando. ¿Cómo de rápido pasaría el tiempo antes de que se encontrara con su hija delante de esas mismas puertas con un nuevo y familiar protector frontal en la cabeza? O peor aún, ¿cuánto tardaría Hinata en pasar esas noches agonizantes esperando a que su hija volviera a casa sana y salva de una misión?

De repente, Hinata tuvo que obligarse a ocultar cualquier emoción que entrara en conflicto con esa idea. Siendo hija de dos ninjas casi se esperaba que Yumi siguiera esos pasos. Se esperaba que la niña comenzara la escuela para ser una asesina entrenada y que se graduara seis años después y comenzara su vida como una nueva ninja de Konoha. Cuando Hinata era más joven y tenía a la recién nacida en sus brazos, pidió el deseo de que tal vez su hija no se sintiera tan fascinada por ese peligroso estilo de vida. Pero hasta ahora, eso no parecía funcionar.

"¿Sabes qué tipo de ramen quieres comer?" dijo Hinata cambiando de tema, cogió a la niña de la mano y se despidió de los niños que jugaban al pilla-pilla detrás de la valla.

La semana siguiente se quedó con Naruto. Fue mucho más cómodo de lo que ella hubiera pensado. En lugar de evitarla; Naruto pasó la mayor parte del tiempo haciéndole todo tipo de preguntas sobre el bebé y su salud. Incluso a veces no la dejaba ni prepararse su propia comida. Ella fingía estar molesta con ello a veces, pero en secreto le encantaba que la mimaran tanto.
No hablaban mucho de su situación actual. Ambas parecían un poco perdidas jugando a las casitas por el momento; Hinata no podía decidir si esto era mejor o peor. Le gustaba no tener que pensar en cosas que contar a los hombres que quedaban en su vida o prepararse para cualquier tipo de tormenta que se dirigiera hacia ella. Sin embargo, no podía evitar sentir que estaban evitando un tema importante. Pero Naruto parecía estar disfrutando de su compañía tanto como ella y ¿quién era ella para aguarle la fiesta a nadie?

Se despertó sola, lo cual era inusual ya que la semana pasada se había despertado enredada entre sábanas y miembros. Se frotó los ojos al sentarse en la cama. Estaba segura de que su pelo era un manojo de enredos y nudos; necesitaba un cepillado cuanto antes, entre otras cosas.

Naruto - Un Regalo Inesperado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora