CAPÍTULO DIESCINUEVE

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KYUNGSOO

Revisé mi teléfono, mirando el video en mi pantalla. Jongin todavía estaba profundamente dormido, hecho un ovillo. Su cabello castaño claro se abanicaba sobre su rostro. Puse otra manta encima de él para mantenerlo caliente y dejé una nota en su mesita de noche. Habíamos estado saliendo bastante los últimos días, pero necesitaba encargarme de esto.

Tampoco hemos tenido sexo. Siento que me estoy volviendo jodidamente loco.

Habíamos estado usando mi cama para su propósito real. Malditamente durmiendo. Quiero decir, no estaba enojado por eso. Jongin se aferró a mí como una segunda piel en medio de la noche. Ni siquiera había necesidad de una manta con él alrededor. Y era tan grande que me sobrecalenté.

Estaba listo para escalar las paredes, pero al mismo tiempo, era yo quien nos obligaba a tomárnoslo con calma. Para mí. Esto es en lo que me está convirtiendo. Una especie de maldito santo. Gruñí. Por mucho que amaba a Jongin deslizándose en mi agujero, había estado luchando después de todo el asunto de Byung Hun.

¿Puedo volver a ser una puta y hacer lo que quiero? Eso fue mucho más fácil.

Un ruido sordo llegó a mi oído. Dejé mi teléfono, sacándome de mis pensamientos sobre Jongin mientras me enfocaba en la silla en el medio de la habitación. Byung Hun me miró, pero pude ver el miedo en sus ojos. La mordaza que tenía en la boca lo mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo, excepto por los gruñidos y las tonterías ahogadas.

Miré el teléfono por última vez antes de obligarme a dejarlo en paz. Jongin tenía mi número. Le había comprado un teléfono el otro día, así que, si realmente quería contactarme, podía hacerlo.

Extendiendo la mano, saqué la mordaza de la boca de Byung Hun. Tosió, sus ojos fijos en mí mientras miraba hacia arriba.

-¿Qué deseas? -Preguntó.

-Quiero saber si alguna vez tocaste a Jongin.

Se puso rígido.

-No.

-Aunque tú querías hacerlo.

Byung Hun parpadeó hacia mí. Cuando no dijo nada, mi puño se estrelló contra su pecho. Se atragantó, todo el aire se quedó fuera de él mientras farfullaba y me miraba con ojos enormes. El miedo se hizo cargo.

Sonreí

Hombre, me encanta cuando se ven así.

-Tengo que tener cuidado con la mano. -Dije, mostrándola y estrechándola. -Normalmente, no me importaría una mierda, pero si vuelvo con los nudillos partidos de nuevo, Jongin se preocupará por mí. Y cuando se preocupa, es jodidamente molesto.

Sin mencionar que me molesta muchísimo. Cuando se pone quisquilloso, me pongo tan ansioso que solo quiero arrastrarlo a la habitación y dejar que me folle hasta saciarnos. ¿Que pasa conmigo?

No se lo admitiría a Byung Hun, pero ver a Jongin preocupado dolía. Se derrumbó cuando me hirieron, siempre tratando de ir más allá como si de alguna manera fuera su culpa. Cada vez que volvía del trabajo, si veía alguna herida, estaba encima de ella. Era a la vez enloquecedor y extrañamente adorable.

¿Acabo de pensar la palabra adorable sobre él? ¿En serio?

-Nunca lo he tocado -Jadeó Byung Hun.

-Pero tú querías. -Reiteré. -¿Verdad? -Cuando abrió la boca, le di unos golpecitos en un lado de la cabeza. -Ahora, piensa con mucho cuidado. Ya sé la respuesta, así que si mientes, me harás enojar. ¿Querías tocarlo?

𝘗𝘢𝘨𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥-𝘏𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘗𝘢𝘳𝘬 #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora