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Ver cómo le hablaba su pequeña gatita era muy placentero para Lalisa, jamás pensó que ésa mujer, la que su alteza le otorgó por esposa Fuera tan... caliente!!! Definitivamente Jennie era la cosita más hermosa y ardiente que había conocido y ésa mirada lasciva que arroja ésos exóticos y gatunos y preciosos ojos color durazno era su perdición.

-- ¿eres mi esposa porqué no me has tocado? Preguntó inocente y triste mientras juega con su falda, -- mi nana me contó que pasa con los esposos y esposas luego de casarse ,yo quiero hacer éso,¿ tú no quieres mi generala?

Jennie siempre ha sido una joven muy abierta para preguntar lo que no entiende o le causa curiosidad, y ella quiere saber que pasa con ella.

Pero ésos interrogantes se esfuman luego de ver que su esposa está sudando y que está muy roja en su rostro, angustiada y preocupada creyendo que esposa está recayendo por las lesiones de guerra, corre a sus brazos para revisar su herida, Lisa estaba sentada y al ver el arrebato de su dulce miel tratando de levantar su camisa le causó asombro y no supo que hacer, quedó catatónica...

Reaccionando cómo sólo ella es, agresiva, se levanta quitando rudamente las manos de Jennie de su cuerpo, su exquisito tacto la quema, le llama como ardientes brasas, la volvió loca ése pequeño acto de ella, reaccionó por instinto y gritándole sin medirse, la quita fríamente de su toque.

-- que haces mujer?? aléjate!! Le gritó, -- no puedo más,

Dijo Lalisa completamente desesperada, necesitaba salir de ahí, estaba angustiada, exitada, muy exitada...
Nunca pensó que en su desastrosa vida huir como una maldita cobarde de las caricias, las palabras y ésas miradas tan castas y puras que su hermosa esposa le ofreció en bandeja de plata, su cuerpo reaccionó con sólo un toque una simple pregunta.

-- porqué no me has tocado?? Dijo ella...
-- mi Jennie...
-- ohhh mi dulce miel!!!

No podía seguir ahí, estaba dura  envarada, extasiada, asombrada y como ahora su maldita conciencia le implora NO tomarla, pero si ella es suya, su esposa, ella me exige, me reclama, desea a mi bestia. Porque no puedo poseerla?

Los interrogantes que se hace Lisa son realmente absurdos.
Corrió a su despacho cerrando la puerta fuertemente tras de sí y asegurándose de estar en privacidad, para que?? Se preguntó, para calmar como una adolescente su necesidad de tomar agresivamente a su dulce esposa, devorar ese coño, que lo pide, lo anhela.
Se saca su imponente miembro mientras mueve su mano de arriba a abajo, sus dos fuertes manos masturbaban con ahínco, con fiereza a su bestia, sólo de pensar en ella, su dulce Jennie... llegando a derramarse en sus grandes manos, calmando levemente su necesidad carnal, salvaje, primitiva que la estaba enloqueciendo, su piel anhelaba la de ella.

La joven mujer quedó ahí, sin saber que pasó, su inocente conciencia le dice que ella está aún convaleciente, pero su instinto de mujer le grita que su esposa no la desea, y equivocados eran sus pensamientos, Jennie se quedó sumida en sus locas conclusiones, analizando las reacciones de su esposa

-- huelo mal?? Yo me baño todos los días, quiero estar perfecta para mí esposa pero entonces porqué huyes de mi??

No pudo contener sus lágrimas y por primera vez desde que llegó a su nuevo hogar se sintió sola.

Horas más tarde, Lisa encerrada
en su despacho, insatisfecha sexualmente, frustrada y ahora alcoholizada, se reprochaba la manera tan cobarde y absurda que actuó frente a ésa pequeña mujer.

-- ella es mi maldita esposa!! Gritó furiosa golpeando la mesa de su escritorio.

Con un dolor insoportable en sus costillas se quejó rudamente y salió rumbo a su habitación, necesitaba un baño.

MI ESPOSA GIGANTE (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora