EPILOGO

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Los meses siguientes fueron totalmente felices y dichosas para la pareja, y más cuando su amada gatita le informó de su felíz embarazo, eran tan cachondas que se habían olvidado de tomar las hiervas medicinales para no concebir hijos.

-- segura mi amor? Volvío por tercera vez a preguntar Lisa, estaba tan eufórica que no cabía de la felicidad.

-- segura mi amor, el sangrado no llegó en casi dos meses y la señora Rebecca me lo confirmó, sabes que ella es una buena partera y sabe mucho de hiervas medicinales, además tú vives vomitando y con antojos, dijo en una sola carcajada, ya que la  enorme mujer era quién presentaba los síntomas de una mujer embarazada, y Jennie estaba muy embarazada, con dos meses de gestación no mostraba aún barriguita, así que Lisa aún no creía hasta ver la pancita de su rica gatita crecer.

Algo de lo que Lisa no se había percatado era que su embarazada esposa tenía un pequeño síntoma, (ja!!! Nada pequeño) su lívido sexual se había incrementado mucho más, la pequeña cosita deliciosa se había vuelto más lujuriosa y sin importarle la hora del día o lo que sea que su hermosa esposa estuviera haciendo, ella la enviaba a llamar y Lisa corría siempre a su encuentro, y no precisamente porque supiera los deseos de su hermosa esposa que con ella ,el embarazo se había puesto aún más preciosa, noooo!! Definitivamente Lisa corría pensando en que le hubiese pasado algo en su estado de gestación, pero al entrar a su habitación encontraba la imagen más candente y deliciosa que se hubiera podido imaginar, su suculenta mujer completamente desnuda, acostada en la cama, con las piernas abiertas mostrando a su gigante los deseos que siente de ser tocada, de necesitar ser poseida, penetrada por ésa enorme bestia.

-- así que mi bella gatita quiere esto? Preguntó mientras se despojaba de su ropa, y con ése espectacular cuerpo, grande, fuerte, bien tonificado Jennie se le hacía agua la boca, y su coño lubricaba con desmesura, era tanta la exitación que Lisa en segundos estaba dura, un fierro de carne, éso era lo que veía Jennie, una cosota enorme que no podía evitar jadear ante semejante manjar.

Sin perder tiempo Jennie se acerca muy sensual, gateando en la cama hasta llegar al delicioso miembro erecto de su esposa, la toma con sus dos pequeñitas manos para tocar esas venas turgentes y ese exquisito líquido que brota de la gruesa cabeza del moustruo que ella adora en secreto, ama la verga de su enorme esposa y ahora con ahínco chupa y lame con placer la polla de su Lalisa sabe tan delicioso que hoy la va a succionar hasta dejarla seca.

-- ohhh!! Mi cielo, gimió Lisa sin pudor, la felación que esa deliciosa boquita le estaba dando era la gloria, la maldita gloria...

-- mi Jennie, mi mujer, quieres hacerme derramar mi leche en tí? Quieres amor?

Lisa estaba realmente exitada, una chupada así jamás una mujer se había atrevido a hacerle, y su juguetona y caliente mujer le mamaba la polla con maestría, como si su bestia fuera un dulce de caramelo, lame, chupa, succiona, besa, y gime, más y más al punto de explotar en extasis, miles de estrellas vío en la cúspide del orgasmo, -- eres ambrosía, suculenta mujer!!! Habló jadeando.

En un estado salvaje y primitivo, animal poseída en placer, y con una enorme erección Lisa levanta a su mujer, la acuesta en la suave cama, y con placer se arrodilla ante la visión más perfecta y el aroma más exquisito, con delicadeza abre bien las piernas de su gatita y con sus deliciosos jugos brotando de su rosado coño, da unas ricas lamidas llevando a Jennie a la más placentera sensación, esa arrolladora y magistral lengua chupa y da pequeñas penetradas haciendo que los gemidos de su hermosa mujer sean música para sus oídos.

--- siiii, así mi gigante, más, ohhh eres maravillosa mi amor!!! Gritó Jennie cuando un intenso orgasmo la poseyó haciendo que su cuerpo pidiera sin pudor por su bestia, por ése enorme trozo de carne que Lisa tenía para ella, sólo para ella.

-- Lisa, por favor, te quiero dentro, quiero a mi bestia...

-- y la tienes mi amor, tómala toda, es tuya sólo tuya, decía Lisa llevada por la lujuria, la pasión desenfrenada que sólo había podido experimentar con el amor de su vida, su Jennie.

Las penetraciones eran duras, certeras, exactas y muy deliciosas, ella era la sirviente, ella su diosa, perfecta, pura, era majestuosa, su pequeña cosita deliciosa era exquisita.

Pasaron el día en un perfecto sin fin de orgasmos, era tanta la felicidad de la pareja que su habitación era un pequeño mundo de beatitud, dar amor y recibirlo en cantidades más grandes era un placer indescriptible para ellas, la dicha de ésa enorme mujer malhumorada ,agresiva y gruñona no se podía medir, la absoluta tranquilidad, y alegría en el alma de ésa pequeña mujer, con un enorme corazón, jamás se podría cuantificar, eran un par de seres solitarios que por azares del destino ( con nombre propio, Dios.) Se encontraron y hallaron su camino en un punto perfecto, un punto de encuentro exacto y guiado por la bondad de un Dios misericordioso que vió la necesidad en dos seres que separados eran un caos, juntos una combinación perfecta...

(...)

Los años fueron Maravillosos, llenos de risas, y lágrimas, alegrías y tristezas.
Amigos que llegaron y otros que se marcharon, familias que se formaron, y otras que crecieron.

La madurez las guió y la vejez las acompañó, fueron maravillosos recuerdos que se volvieron cuentos de fantasía que hacían alegrar y soñar de felicidad pequeñas cabecitas con hermosos ojos color durazno y otras con enormes cuerpos de oso, haciendo que la magia de un cuento de amor se volviera realidad, dónde aquel moustruo encontrara a su bello ángel e hiciera un milagro en su triste y solitaria vida.

-- eres mi hermosa gatita con ojos color durazno...

-- y tú, dijo Señalando a su esposa.
-- eres un moustruo adorable...

-- tú moustruo adorable, corrigío Lisa

FIN.

MI ESPOSA GIGANTE (G!P)Where stories live. Discover now