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—. ¡Atención! ¡El Príncipe Barış! -. Grito un agá tras abrir las grandes puertas del comedor.
Barış sonrió mirando a todos de pie, excepto el sultán.
Su mirada recorrió a toda la familia hasta detenerse en Mahidevran, lucia realmente hermosa, parecía una muñequita de porcelana. Pensaba Barış.
El momento fue interrumpido por un carraspeo de garganta, era Alev, quien venía a un lado de Baris.
Baris se soltó y comenzó a caminar lentamente donde el sultán.
—. Lo estábamos esperando, príncipe. -. Dijo Hurrem con una sonrisa.
—. He pedido tu platillo favorito, hermano. -. Dijo Süleyman sonriendo.
—. Lo agradezco, sultán, pero no era necesario. -. Dijo, al llegar donde él, besó su mano y la puso en su frente.
—. Toma asiento, hermano mío. -. Dijo Süleyman.
Baris asintió y se separó de el sultán, dirigiéndose a una silla y abriéndola para que Alev se sentara. Seguido, él tomó asiento, justo a lado de Mahidevran.
—. Sultana, luce tan hermosa esta noche. -. Susurro Barış cerca del oído de Mahidevran.
—. Agradezco el halago, príncipe. -. Susurro Mahidevran, inclino un poco la cabeza y sonrió.
—. Adelante, disfruten de la cena, familia. -. Dijo Süleyman sonriente.
—. Gracias. -. Dijeron todos al unísono.
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—. Familia, lamento dejarlos, pero tengo algunas cosas pendientes que terminar. Los dejo para que puedan convivir un poco. -. Dijo el sultán poniéndose de pie.
—. Lo entendemos, sultán. -. Dijo Baris sonriendo.
El sultán asintió con una sonrisa, y se dirigió hasta la salida del comedor, desapareciendo por estas.
—. Y digamos, príncipe, ¿qué tal le ha parecido Rusia? -. Hablo Hurrem, rompiendo el silencio que había en el comedor.
—. Realmente es hermoso. Me ha encantado ese lugar. -. Respondió Barış, mientras limpiaba con una servilleta su boca. - La comida es realmente buena.
