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—. ¿A donde iremos? - dice Mahidevran riendo.
Después de aquel desayuno, Barış & Mahidevran se encontraban caminando por los pasillos del palacio yendo hacia los aposentos de Baris, pues el Sehzade le tenía una sorpresa.
—. Iremos donde mis aposentos, sultana. - dice sonriendo. - Una sorpresa la espera ahí.
—. Oh, por Alláh, no debió molestarse, príncipe. - dice sonrojada.
—. No es ninguna molestia, mi lady. - dice mirándola. - Se que le van a encantar.
Mahidevran sonríe mirándole emocionada.
Al llegar frente a los aposentos de Mahidevran, Barış toma el pañuelo que se encontraba en su traje. Mira a Mahidevran sonriendo.
—. Debo hacerlo, sultana. - dice sonriendo.
—. Esta bien, mi príncipe.
Baris asiente y se coloca detrás de Mahidevran para vendar sus ojos y hacer nudo al pañuelo. Al terminar, le ordena a los agas abrir las puertas.
Los hombres hacen caso y abren las puertas, Mahidevran suelta una risita nerviosa mientras Barış toma una de sus manos comenzando a guiarla.
—. Tranquila, mi sultana. - dice Baris riendo.
—. Estoy un poco nerviosa y feliz. - dice con una leve sonrisa.
Al estar ya frente a un par de cortinas, Barış le indica a Mahidevran que se quede quieta en su lugar, la sultana hace caso y el Sehzade se dirige hacia el par de cortinas para abrirlas.
Vuelve a Mahidevran para quitar con delicadeza y mucho cuidado el pañuelo, cuando la tela cae al suelo, Mahidevran queda boquiabierta mirando hacia los retratos.
—. Oh, por Alláh... - susurra sorprendida.
—. Espero le hayan gustado, los dibuje pensando en usted, mi lady. - dice Barış con una leve sonrisa.
—. Es precioso. - dice feliz, mirando donde Baris.
Barış sonríe bajando la mirada, le alegraba que le hayan gustado.
—. Me encanta... Son tan hermosos. - dice sonriendo. - Mi príncipe, le agradezco por tanto.
Dice, mientras camina hasta a él quedando cara a cara. Barış sonríe tomando de sus mejillas.
—. Mahidevran, mi flor de primavera. - dice sonriendo, mirándola a los ojos. - Me hace tan feliz amarte... ¿Puedes sentir mis latidos? - toma la mano de Mahidevran para llevarla a su pecho. - Cada latido, es tuyo... - susurra cortando lentamente la distancia. - Tú, eres la única dueña de mi amor, mi lady...
