Capítulo 11

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Jeongyeon no sabía si sus mejillas sonrojadas eran consecuencia de lo que le costó pedirle a Nayeon algo sin morir de vergüenza –después de todo tenía que aprovechar– o por que la mencionada le estaba comiendo la boca en un tipo de callejón –que a...

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Jeongyeon no sabía si sus mejillas sonrojadas eran consecuencia de lo que le costó pedirle a Nayeon algo sin morir de vergüenza –después de todo tenía que aprovechar– o por que la mencionada le estaba comiendo la boca en un tipo de callejón –que afortunadamente tenía faroles y estaban debajo de uno– mientras la sostenía de la cintura con una mano y la otra de forma ligera tocaba la piel de su abdomen con las yemas de sus dedos en un vano intento de meter la mano bajo su camisa.

Un jadeo entrecortado y penoso fue arrancado de su garganta, Nayeon no desaprovecho la oportunidad y coló la lengua en su cavidad bucal. Jeongyeon estaba tan avergonzada que sus ojos estaban cerrados fuertemente y sus manos se tensaron alrededor del cuello de la baja. Tuvo que romper el beso por falta de aire.

No dudo ni un segundo en esconderse en la curvatura del hombro y cuello de la castaña, respirando de forma pesada y pasando saliva para refrescar su garganta. Nayeon la terminó por pegar a su cuerpo y abrazarla por la cintura. Su mano seguía tocando el abdomen de Jeongyeon débilmente.

El cuerpo de la menor sufrió un escalofrío ante el constante movimiento del dedo índice de Nayeon en su piel, se sentía bien, una caricia que nunca había tenido y comenzaba a experimentar.

A los pocos minutos ya estaba caminando hacia la entrada de su edificio. Sus hombros estaban encorvados, su cabeza estaba un poco baja y sus pasos eran apresurados, quería ir rápidamente a su piso, le daba vergüenza que el portero volteara en su dirección para ver quien ingresaba al edificio. No sabía porqué, pero le daba vergüenza que ese señor que sobrepasaba los sesenta años la mirara después de estar con Nayeon, aun cuando este evidentemente no sabía nada de su vida ni de la mayor.

Terminó de trotar los últimos escalones y sacó las llaves de su bolsillo. Abrió la puerta despacio y la cerró de igual forma.

—¿Hyo? —preguntó al aire, encendiendo la luz de la sala. No recibió respuesta, pero para asegurarse de que no estuviera sola en realidad fue a la habitación de la menor, donde no estaba. 

Después de asegurarse de que su roomie no estuviera en el departamento, fue a la cocina y abrió el pequeño refrigerador que tenían. Se quedó viendo por varios segundos el interior, suspirando al solo ver dos botellas de agua, una de leche y tres manzanas.

Suspiró y cerró el refrigerador, enderezando el torso. Apoyó la espalda en la pared y en sus labios se hizo una mueca. A lo máximo se quedó un minuto pensando en qué hacer, no tenía mucho dinero, pero no tenía que preocuparse por unos de sus gastos más caros en ese mes.

Tomó sus llaves y salió del departamento, cerró con seguro y bajó las escaleras. Tomó una bocanada de aire al llegar al primer piso, esta vez ya estaba más tranquila. No se encontró al portero, su lugar estaba vacío pero un periódico yacía ahí, no le dio importancia y salió del edificio.

Mommy's Baby || 2Yeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora