Soy mejor que ella

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Era una tonta, me di una bofetada mental y me apresuré a subir por las escaleras. Ahora ¿Cómo conseguiría un local para visitar?

– Estupida – Dije para mi

Abrí la puerta de mi habitación y me detuve un momento para pensar con claridad ¿Qué debo hacer? El dejarme llevar por los celos ahora me tiene en esta situación.

Me crucé de brazos y coloque una de mis manos en la barbilla, mi mente daba vueltas para encontrar la solución y como si un foquito se encendiera en cabeza la solución a todos mis problemas llegó.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y marque el número de la única persona que podría darme una solución

– Habla Sam – La voz de mi hermana era como musical para mis oidos

– Necesito tu ayuda con urgencia

– ¿Estas bien?

– Si, luego te explico pero ahora necesito algo

– Te escucho

Mi hermana guardó silencio unos momentos, mi corazón se sentía desesperado y mi cabeza estaba dando vueltas.

– Dame diez minutos – Fue todo lo que dijo y colgó.

Me sentí aliviada, si alguien me podía ayudar a resolver mi pequeña travesura era mi hermana. Ahora que solo me quedaba esperar y para resolver el que este tardando decidí cambiar de ropa y retocar mi maquillaje.

Exactamente diez minutos después mi pequeña Sam me regresó la llama, me dio la dirección y el nombre de la persona con la que debía encontrarme.

– Tu supuesta cita quedó lista desde ayer, debes llegar en 30 minutos

– Gracias pequeña

– Y Nueng

– ¿Si?

– Saluda a mi futura cuñada

– No... No es... ella no – Sam soltó una suave risa

– Te veo el sábado, quiero saberlo todo

Tomé aire y salí de mi habitación, baje lentamente las escaleras y pude ver que la pequeña A-Nueng estaba sentada en un sillón esperando pacientemente.

Me detuve un momento para observarla y como ya era costumbre mi corazón se aceleró, ella era tan hermosa pero ya no era la pequeña alegre e inocente, ahora era una mujer sexy que además se veía tan seria y elegante.

Ella levantó la mirada, pero sus ojos no revelaron nada, ese horrible sentimiento de sentirla lejos se hacía presente.

– Debemos irnos – Anuncie y ella sonrió sin alegría

La pequeña me siguió hasta mi hermoso auto alemán, abrí la puerta para ella y me lo agradeció con un leve gesto.

Conduje hasta la dirección que me indicó Sam y llegamos con diez minutos de anticipación. Mientras esperábamos ninguna de las dos dijo nada.

Lo único que podía hacer era observar su rostro, creo que nunca me cansaría. Era tan hermosa

– ¿Por qué me miras tanto?

– Porque eres hermosa – A-Nueng se sonrojo y sonreí internamente

– No deberías decir eso

– ¿Por qué? Es la verdad

– No entiendo porque lo haces, es raro

– Bueno – Le dedique una gran sonrisa – Decidí que comenzaría a ser más sincera contigo

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