¿Celosa?

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Si bien la respuesta de A-Nueng me dolía la podía entender, ella no confiaba en mi, era obvio. Al final del día yo fui quien le pidió irse, desaparecí durante cinco años de su vida y ahora de la nada pretendo conseguir su amor.

Pero que la entienda no significa que no me duelan sus acciones, la deje en casa y me marche, en realidad no tenía lugar para ir, era domingo y lo usaba para distraerme un poco, era básicamente mi día libre.

Así que volví a casa y me encerré en mi estudio, no quería volver a la habitación porque los recuerdos de la noche anterior me embargarían y ahora mismo necesitaba dejar de pensar.

Distraje mi mente pintando, pintar siempre me ayudaba a distraerme, pintar era la forma en que podía canalizar mis emociones y expresar mis sentimientos, así que lo hice, pero me odie al ver el rumbo de mis trazos, todos eran A-Nueng.

Lo intenté de nuevo y como si mi mano se moviera sola nuevamente las lineas formaban la hermosa figura de aquella hermosa mujer.

– ¿Qué me hiciste? – Susurre para mi

Dejé la pintura de lado cuando mi teléfono sonó, era un numero desconocido

– ¿Quien habla?

– ¿Khun Nueng? – Una suave voz preguntó

– Si ¿Quien habla?

– Soy Sonya, la persona quien le enseñó el local vacío hace unos días.

– Te recuerdo, Hola ¿En que puedo ayudarte? Espera ¿Como tienes mi numero?

– Me comuniqué con Khun Sam y le pedí tu contacto

– Claro

– Perdona el atrevimiento, pero quería invitarte a comer mmm ¿Te gustaría?

– ¿Comer? Pero no nos conocemos

– Eso es mejor, así podríamos conocernos

– Bueno ¿Por qué no? – En realidad no sería una mala idea, podría distraerme un poco – ¿Donde te veo?

– Si no te molesta me gustaría pasar por ti ¿Podría?

– Claro.

Sonya quedó de pasar por mi en una hora, así que a regañadientes subí a mi habitación, el solo entrar y sentir el aroma aún presente de A-Nueng lleno mi memoria de diferentes recuerdos.

Recuerdos muy vividos, aún podía escuchar los gemidos de mi A-Nueng. Tome aire y me esforcé por continuar con mis planes.

Justamente una hora después una de las ayudantes de casa toco mi habitación.

– Khun Nueng tiene visitas

– Gracias en un momento bajo.

Me miré al espejo y sinceramente me gustó lo que vi. En esta ocasión decidí usar un pantalón de cuero negro, una blusa ceñida a mi cuerpo color blanca, unas botas de tacos bajo y una chaqueta de cuero.

Bajé y en el vestíbulo se encontraba Sonya quien se veía muy guapa, en realidad ella era una mujer bastante bella, era delgada de piel blanca, ojos color café y un bonito cabello castaño rojizo. Sonya estaba usando un lindo pantalón de mezclilla azul holgado, un top que dejaba ver su abdomen plano y una camisa blanca suelta para cubrir sus brazos.

Cruce de Caminos Where stories live. Discover now