Capítulo 5

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Las últimas semanas de Clarissa fueron muy divertidas pero también demasiado tristes.

Después de la gran sorpresa de ser una bruja, poseer magia y ser distinta a los demás atrajondiversas cosas a su vida, una de ellas es el no poder contárselo a Henry.

—Iré a un internado —dijo Clarissa con fingida tristeza.

No quería ver la tristeza en el rostro de Henry, ni el tener que utilizar mentiras que su padre le había instruido para usarlo con sus amigos y explicar su ausencia.

—¿Por qué?

Henry había dejado caer sus brazos sobre su regazo ante una expresión de desconcierto total.

El viento soplaba con fuerza, haciendo que los cabellos castaños del chico bailaran dulcemente sobre su frente, a Clarissa le gustó ello, pero bajo la cabeza intentando ignorar la mirada apagada.

—Un conocido de papá le ofreció un cupo para su escuela cerca de Escocia.

—¡Es demasiado lejos!

—¡Lo sé! Yo se lo dije —murmuró Clarissa con lastima—. Pero el vio correcto tomar esa decisión.

Henry apretó sus labios y frunció su rostro, trasmitiendo esa crisis mental que padece ante la noticia. A Clarissa le dieron unas ganas tremendas de ir en contra de las reglas y contárselo a Henry, decirle quien era, la fama que tiene y el hecho de poder aprovechar esa ventaja para crear nuevas cosas.

No pudo, obviamente.

—¿Haz hablado con el señor Potter? —insistió Henry apretando sus puños—. Íbamos a ir a la misma secundaria.

Clarissa se acercó un poco más hasta sentarse a su lado, mientras admiraba el pasto fresco recién cortado.

—Ya lo hice, ¿Crees que me quedaría con los brazos cruzados?

—No —rio Henry entre dientes, aunque salio muy sofocado—. Conociéndote, no.

—Exacto —Soltó un suspiro—. Te voy a extrañar.

—No te despidas antes de tiempo.

Clarissa miró de soslayo a Henry y al ver que este le miraba le lanzó una sonrisita que tenía guardado cuando realmente quería hacerlo.

—Ya lo sé, pero no quería que te sorprendieras —expreso Clarissa cayendo al césped—. Aprenderé mucho y te enseñare todo después.

Henry también cayó a su costado, chocando sus codos en el acto.

—Es lo mejor que puedes hacer.

Después de ello, no tuvo mucha oportunidad para conversar con Henry, Clarissa tenía que ir a despedirse de la mayoría de sus compañeros y mantener entretenida a su lechuza.

Decidió llamarla Hedwig, un nombre que encontró en Una historia de la magia.

Los libros del colegio eran muy interesantes. Por la noche leía en la cama hasta tarde, mientras Hedwig entraba y salía a su antojo por la ventana abierta.

Era una suerte que su padre haya estado muy ocupado con su trabajo que apenas tenía tiempo para almorzar con ella así no vería los ratones muertos en el suelo de su habitación.

Uno de los pensamientos que la invadía cada noche, cuando marcaba otro día en la hoja de papel pegada a la pared, era que esos días contaban el tiempo que había pasado con su padre antes de separarse por completo de él hasta el uno de septiembre

No tenía una fuerte dependencia, pero sería extraño no desayunar a su lado, verlo batallar en la cocina y por las noches mirar la televisión hasta que uno de los dos caiga rendido.

Hey Jude | Wizarding World Donde viven las historias. Descúbrelo ahora