capitulo uno. doble sorpresa.

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"Los sueños siempre se hacen realidad", eso fue lo que escuchó decir a sus padres cuando era pequeña. Lucía creció en un hogar lleno de optimismo y confianza, por lo que, al cumplir los dieciocho años, la malagueña estaba lista para comerse el mundo. Lo que más anhelaba era poder vivir en la música, pues desde que tenía memoria estuvo entre instrumentos y melodías.

Málaga fue uno de los lugares que operación triunfo decidió hacer su casting y no iba a perder la oportunidad. Se presentó lo más pronto posible y aunque intentó conseguir el pase prime, no salió bien y tuvo que hacer toda la maldita cola. Sin embargo, con las charlas entre aspirantes, se le hizo algo más ameno.

Cuando su turno llegó, sus nervios florecieron y sostuvo el micrófono con mucho temblor. Tenía en frente a Noemí, que se encontraba de brazos cruzados, con los cascos puestos. Con un leve gesto de la cabeza, la invitó a comenzar.

Lucia eligió tres canciones; "the best" de Tina Turner, "yo x ti, tu x mi" de Rosalía y Ozuna y "traitor" de Olvia Rodrigo. Pensaba que eran unas canciones distintas y que podían mostrar todo su potencial. Así que cuando la directora la pidió continuar, no dudó en seguir con la siguiente canción, algo más segura de si misma. Entonces, le pidió otra, está vez en inglés y sonrió en respuesta, pensando que todo la estaba saliendo sobre ruedas.

Y antes de terminar el estribillo, la mujer se levantó.

Se acercó a ella con decisión, con la preciada pegatina en mano. Su reacción fue dejar el micrófono y quitar el pelo de sus hombros.

—Muchísimas gracias.

—No hay de que —respondió la directora, palmeando dos veces la pegatina, asegurando que no se despegará—, pero hay que dar todo en la siguiente, ¿eh?

—Si capitán —bromeó e hizo el saludo típico de un soldado.

No vio la reacción de la contraria, pero la mujer fue incapaz de reprimir una sonrisa. Recogió sus pertenencias lo más rápido que pudo y corrió hacia un chico que tenía una cámara a su lado. El resto del día estuvo con el constante pensamiento de que tendría que curárselo para mañana. Entre tanto pensamiento, la malagueña chocó contra algo.

O más bien alguien.

—¡Ay, lo siento! —exclamó ella y se separó de la persona al instante.

—No, no te preocupes, ¿estás bien?

Había cerrado los ojos a causa del golpe y al volver a abrirlos, encontró la mirada preocupante de un chico. Este llevaba un chaqueta con estampados blancos y destacaba su cuero cabelludo, que era casi inexistente.  Sin embargo, al verle, no pudo responder con la misma mueca.

—Si, estoy perfectamente.

—Menos mal, no quería cargarme a nadie antes de siquiera llegar a la siguiente fase —suspiró él, aliviado—. Has pasado, ¿no?

Ella alzó su pegatina, que aún seguía sobre su ropa.

—Soy el 7006 —dijo ella. Su mirada busco la pegatina del contario y se sorprendió que tan solo fueran cuatro números que los separaban—Vaya casualidad.

—Quién diría que estaríamos destinados.

Ambos soltaron una carcajada. No tardo en saber que el granadino se llamaba Paul, que tenía tan solo dos años más y que estudiaba una carrera de comunicaciones audiovisuales. Ella también se dio a conocer, hablando sobre su carrera, la cual había comenzado hacia ya un año.

—¿Veterinaria? —preguntó él, fascinado—, la verdad es que yo estaba pensado en algo totalmente diferente.

—¿Cómo?

favorite. ot2023Where stories live. Discover now