Nacido de la desesperación

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"¿Vamos por buen camino no lo crees Makima? Ya solo faltan 3 esferas, fue bueno que no tuviéramos problemas al encontrarlas tan rápido". Dijo sonriente Goku para voltear a ver a su acompañante.

"Podrías decirlo". Asintió Makima ligeramente distraída.

"¿Ocurre algo?" Escucho decir al joven pelipunta con un dejo de preocupación

"Nada de que preocuparse, simplemente estoy algo inquieta".

"Comprendo" dijo el saiyajin.

"¡Pero, no tienes de que preocuparte Makima, podemos ganarle a este demonio de la librería del que hablas!" sonrió confiado Goku.

"¿Librería?" pregunto para después soltar una pequeña sonrisa y observar con burla a nuestro guerrero.

"¿Sí, no? O ¿Cómo dijiste que se llamaba? La verdad es que con tanta hambre no preste mucha atención jeje", dijo nervioso el azabache rascándose la cabeza.

"No hay problema, Goku. Busquemos algo en lo que planeamos nuestro siguiente viaje". dijo con un suspiro la demonio.

"Por supuesto, manos a la obra". Mientras chocaba su puño en su palma.

Una vez terminaron de preparar sus cosas para partir en busca de la siguiente esfera, decidieron ir caminando un pocos pasos antes de salir a su recorrido.

"Oh, y ¿Goku?" Hablo una Makima ligeramente pensativa,

"¿Si dime Makima?" Respondió el alegre saiyajin.

"Gracias..." Dijo después de unos segundos interminables. Viendo con una pizca de algo indescifrable en sus anillados ojos a nuestro afable guerrero.

Goku la miro confundo y pregunto del por qué le daba las gracias.

Makima sólo lo vio de reojo.

"Por ayudarme con todo esto". Finalizo mirando al cielo nublado.

"Eso es lo que hacen los amigos ¿No?" dijo un amable Goku.

Ajeno a los sentimientos de Makima, ella sintió un pequeño atisbo de calidez en su pecho.

Mientras asentía a las palabras de Goku. Con una sonrisa pequeña. Pero, finalmente genuina.









Y aunque pasen los años, nunca me olvidare de ese ser... ¿Puede existir un mal peor qué la no libertad?

Cuál es el sentido si vivimos encadenados a los caprichos de otro poder mayor, cuando podremos decir que somos los que elegimos de nuestra vida, si a cada paso miramos atrás esperando no encontrar a esa calamidad que no desaparece. Si tan solo hubiera más que sólo un deseo, mas allá de la intención, poder controlar...

Esos eran los pensamientos que resonaban en la cabeza de una joven Makima. En un cuarto oscuro en una sede secreta del gobierno japones.

Ella estaba mirando a la nada, esperando hallar una respuesta a su problema.

¿Es incluso posible usar al Motosierra y detener a eso? se dijo así misma, debatiendo incansablemente aquel malestar.

"Aun crees que puedes escapar de mí, ¿Control?" Dijo una voz ligeramente distorsionada que se oía a lo largo de la habitación.

Convivencia DiabólicaWhere stories live. Discover now