Pequeño secreto es una historia de romance prohibido, un profesor y una alumna no pueden ser mas que eso pero, ¿Que pasa cuando se cruza esa linea? La poca ética del profesor se ha borrado pero fue por algo que para el valio la pena, una joven chica...
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Lunes por la mañana
Por fin era lunes, el fin de semana termino y tenían que volver a labores.
La primera hora tocaba con Pomona Sprout (herbologia) así que Rachel se alistó temprano para estar en el aula a tiempo.
Por su parte, Severus ya estaba despierto desde las cinco de la mañana. Parecía ser uno de sus pasatiempos favoritos el madrugar. Durante una hora se quedó frente a un espejo mientras se veía, parecía disociado y perdido en sus pensamientos.
Después de la primera clase seguía la de Pociones y Rachel estaba emocionada por ello, vería a su chico (que irónicamente es un señor) y eso hacia su corazón latir con rapidez.
—Buenos días —fue lo primero que se escuchó de esa voz gruesa—, hoy practicaremos con los calderos.
Movió su varita y en cuestión de segundos ya tenían cada uno un caldero.
—Preparemos amortentia, se que varios ya la conocen y saben bien para que sirven pero para aquellos pocos que no, lo explicaré brevemente —se aclaro la voz mientras se recargaba sobre su escritorio—. Sirve para crea atracción y deseo profundo en quien lo toma aunque, su aroma siempre revelará el olor de aquella persona a la cual mantengas profundo amor.
Todos comenzaron a mezclar los ingredientes, algunos calderos explotaban haciendo que el profesor se enoja se con quiénes lo provocaban pero, quienes lo hacía bien el profesor simplemente los felicitada a excepción de Rachel que cuando terminó victoriosa su poción él simplemente se quedó un poco más del tiempo necesario con ella.
—¿Entonces creé que está bien?
Severus asintió con la cabeza—La mejor que he visto.
—Me gusta mucho el tono que tiene pero, ¿Sabe que es lo qué más me gusta de ella? —le cuestionó con una pequeña sonrisa la cual hizo sonreír de la misma forma al mayor.
—¿Qué cosa?
—Que de ella brota su aroma —susurró.
Los ojos de Severus soltaron un destello, sintió como si una flecha atravesase su corazón de forma literal. Se sentía amado.
Ambos se miraron fijamente un par de segundos, Severus no tuvo mente para pensar en una respuesta así que se aclaro la voz y se alejo de ella aún con la sonrisa posada sobre su rostro.
—La clase termino, pueden salir todos —anunció.
—Pero aún faltan cinco minutos para que suene el timbre —le cuestionó un chico del fondo.
—Les dije que pueden salir ya, no importa si faltan cinco o una hora para que toque el timbre.
Habló ahora de una forma un poco más grosera.
Después de eso nadie más dijo nada y todos, bueno, casi todos salieron a excepción de Rachel quien finjo tener una consulta que hacerle al profesor.
La menor se acercó al escritorio donde estaba Severus—Profesor, sobre la tarea pasada —comenzo a decir mientras esperaba a que la ultima persona saliera.
