𓆩♡𓆪 reason eight.

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2020, Febrero 03

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2020, Febrero 03.
Corea del Sur, Seúl.

Cuando salí de aquella casa, sentía un nudo en el estómago y una sensación de opresión en el pecho. Sabía que necesitaba alejarme de todo, así que decidí desactivar los datos de mi móvil y refugiarme en mi departamento durante el fin de semana. Fue en ese lugar donde me permití sumergirme en un llanto desesperado, dejando salir todas las emociones que he estado conteniendo. Antes de desconectarme por completo del mundo, sentí la necesidad de informar a mi jefe sobre mi decisión de tomar las dos semanas de vacaciones que nunca antes disfruté. Para mi sorpresa, él aceptó mi solicitud sin reproches ni preguntas incómodas.

Sin embargo, mi tranquilidad se vio interrumpida al día siguiente de la fiesta. Escuché unos golpes en mi puerta y al asomarme por la mirilla, me hallé con mis colegas del cortometraje. Venían inquietados por mi bienestar y querían asegurarse de que estuviera bien. Me tranquilizaron al decirme que no me preocupara por el vídeo que había circulado, ya que lograron convencer a Bang Chan de que los ayudara a borrar esos vídeos que sus invitados han grabado. Me dijeron que actuaron como amigos en mi defensa. A pesar de sus buenas intenciones, decidí no abrirles la puerta, ni mucho menos responderles. No quería que me vieran en ese estado de vulnerabilidad y dolor. Temía sus miradas juzgadoras y los comentarios que pudieran surgir. Opté por escuchar su conversación desde detrás de la puerta, tratando de procesar todo lo que estaba sucediendo sin tener que enfrentarlos cara a cara. 

En aquellas semanas, mi anhelo era desaparecer del mundo por completo. Me sentía consternado por la situación y no sabía si alguien más vio el vídeo antes de que fuera borrado. Sabía que los chismes se propagan deprisa, incluso después de que se haya eliminado la evidencia. La incertidumbre de quién más podría estar al tanto de lo sucedido me mantenía inquieto. No obstante, lo que más me agobiaba era que Han Micha pudiera pensar mal de mí. Me dolía pensar que la pelinegra pudiera creer que toda mi amabilidad hacia ella fue motivada únicamente por algún interés oculto. Pero, pese a esa preocupación, no tuve el coraje de activar mis datos y aclararle mis dudas. Preferí por dejar las cosas como estaban, sin intentar explicarle la verdad. Tal vez fue por temor a enfrentar su posible decepción o simplemente porque sentía que ya había sufrido suficiente.

Empero, ya habían pasado casi dos semanas desde aquel incidente en el que me dejé llevar por la euforia del momento, sin pensar en las consecuencias. Ahora me encontraba frente al refrigerador, enfrentándome a las consecuencias de mis acciones. Mis orificios se posaban en lo que quedaba de comida en este día. Sentía una mezcla de suspicacia y arrepentimiento por haberme quedado sin provisiones. Pero lo más preocupante era la presencia reconfortante de Soonie, mi gato, que se acurrucaba y ronroneaba mientras se frotaba contra mis piernas.

Parecía entender mi situación y mostraba una especie de complicidad. Observé que no tenía suficiente comida para ninguno. Sabía que no era el tiempo adecuado para seguir pidiendo comida a domicilio o comprar cosas necesarias para sobrevivir. Necesitaba cuidar el poco dinero que me quedaba y administrarlo sabiamente. Con cierta vergüenza y timidez, cerré la nevera, aceptando la realidad de la escasez en este punto de mi vida. Me agaché para estar a la altura de Soonie y acaricié su suave pelaje. 

10 razones ; lee know ✓Where stories live. Discover now