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UNIVERSO HAZBIN

Era complicado describir los sentimientos de Lucifer hacia Alastor. 

Cuando aún estaba casado con Lilith creyó que había alcanzado la cúspide del sentimiento que llamaban "amor". Lucifer amaba a Lilith, y Lilith amaba a Lucifer. Ella era su reina, su compañera, su omega. Cada vez que sus ojos se encontraban solo podia observar ese hermoso rostro que tanto adoraba. Lucifer solo tenía ojos para Lilith,  su omega, la elegante, dulce e indiferente primera mujer. El tiempo con Lilith fue dejando huellas en su vida con el paso de los años, huellas que nunca deseaba borrar. Ella era su todo, la que lo calmaba en sus estados de furia, la que lo aconsejaba, la que le sonreía. A su lado, el infierno parecía un lugar soportable, incluso acogedor. Al lado de Lilith, Lucifer sentía que nadie ni nada los podia detener, tenian su paraíso personal en el infierno. 

Lucifer marcó a Lilith, y el poder de Lilith  aumento, nadie la podia detener. Lucifer mataría al primero al que se le ocurriera ponerse al par de su reina.  Su esposa era la madre de todos los demonios, nadie podia contradecirla. Era la reina indiscutible del inframundo. Ella era todo. 

Eran una familia. Lilith era todo lo que necesitaba. 

La vida de Lucifer estaba completa. Encontraba a Lilith cada noche, esperándolo en su recamara, desnuda y radiante como siempre. Tenían el calor y el cariño compartido, el poder para satisfacer los deseos más profundos del otro. Juntos, eran invencibles. Su unión era eterna, habían caído juntos porque se amaban y ese amor iba a durar para siempre. 

Entonces todo cambió. Lilith se transformó, y Lucifer lo sabía. Aquella dulce chica del Edén ya no existía, y él mismo ya no era el ángel inocente que la enamoró. Lilith se había convertido en la poderosa reina del inframundo, consciente de su dominio. Ya no había gestos de amor, ya no había cariño. Ahora eran simplemente el rey y la reina. Su alfa exigía a su omega y reclamaba a su esposa. Lucifer ansiaba su compañía, necesitaba sentir su presencia, pero Lilith estaba lejos de ser la misma de antes. 

Con la llegada de nuevos pecadores, el infierno comenzó a transformarse. Surgieron los despreciables Overlords, nuevas jerarquías se establecieron y los barrios se reorganizaron. Todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Y junto eso ocurrió la masacre más grande del infierno, la desaparición de Lilith. 

Ahora, Lucifer se encontraba solo. Había caído al infierno por Lilith, pero ella ya no estaba. Sin ella a su lado, el infierno parecía más frío y desolado que nunca. Anhelaba su regreso con desesperación, rogaba por tenerla nuevamente. No podía soportar la idea de estar sin ella; sus brazos estarían abiertos en cualquier momento, incluso si ella intentara matarlo, incluso si intentara quitarle su reino. Nada le importaba más que tener a su esposa a su lado. El día que desapareció, la buscó por todas partes, movilizó a todos los príncipes del infierno para que la hallaran. Sus ojos dolían al recordar su sonrisa, tan radiante y hermosa. Su pecho se apretaba con cada rincón revisado, con cada espacio vacío donde Lilith no estaba. Miles de suposiciones cruzaron su mente, pero en lo más profundo, sabía la verdad. Muchos recuerdan como imps fueron asesinados cruelmente al tropezar con Lucifer. Mientras que los pecadores sufrieron un peor castigo. 

Después de una semana de búsqueda, Lucifer finalmente aceptó la verdad que había estado evitando enfrentar: había sido abandonado.

Los días pasaron, y con el tiempo se encerró en su castillo, sumido en la más profunda soledad. No tenía a nadie, y así, decidió que no necesitaba salir. ¿Para qué? No había nada afuera que le importara. Las paredes de su castillo se convirtieron en su cárcel. Los cuadros de Lilith eran un constante recordatorio de que ella ya no estaba. 

Un giro inesperado [AppleRadio] Omegaverse AUWhere stories live. Discover now