Tenías que ser tú •[Shadonic]

-Capitulo 14

• Huir de mis
sentimientos •

|Narra Shadow|

Llegué a mi hogar junto con mi hermano. Fue una noche encantadora. Mi corazón aún seguía latiendo con rapidez.
Recordar aquel momento, yo encima de Sonic. Regalandonos un dulce beso bajo la brisa fría que el pronóstico predijo. Sabía que seguiría andando en mí mente ese recuerdo toda la noche, hasta si es posible soñaría con ello.

Estaba...¿Feliz?.
Jamás me había sentido de esa manera, mi corazón latiendo al mil, su respiración mezclada con la mía, sus preciosos ojos. Que tanto me encantaban, que me roban mil suspiros. Para hacer un espaciado para halagar lo mucho que me fascina, un encantador verde esmeralda único, que nadie tiene y jamás tendrá. Sus ojos siempre serían mis favoritos.

No queria irme, nunca me había divertido tanto, jamás creí tener esa conexión con alguien.

Ese sentimiento especial.

Lo disfrute cada minuto que pasaba, sabía que me iría en cualquier momento. Había actuado con impulso. Nos besamos, jamás saldrá de mi mente. Fue mi segundo beso en toda mi vida, y del mismo chico.
Durante el camino a casa iba sonriendo como imbécil.

Un imbécil enamorado.

Mi hermano lo notaba. Pero sabía que no me diría nada, ni yo le diría algo acerca de eso. Era como ese algo que nunca se lo cuentas a nadie pero sabes lo mucho que te gusta, lo que solo tu y otra persona lo saben y pueden ser felices sin que los demás sepan de su existencia. Era lo que me ocurría.

—Voy a ducharme—Dijó Melphiles con una toalla en su hombro—Estoy con un poco de sudor.

—Pero está fresco, no tiene sentido que hayas sudado.

—Es qué Silver y yo...—Me miró sonriendo—Eres muy inocente, hermanito. Te lo diré cuando crezcas.

Di una risa sarcástico—Si, claro. Mejor no me lo digas, no quiero saber aunque ya se que fue lo que pasó.

—Ya sabes, para no extrañarlo tanto—Me guiñó. Entró a la ducha.

A pesar de sus comentarios de mi hermano tan fuera del lugar. Me sentía feliz. Estaba feliz.

Eran como millones de emociones que ni yo mismo sabía que podrían mezclarse entre si.
Hasta ni podia leer mi libro tranquilo, esos recuerdos regresaban con frecuencia, y volvía a sonreír como un idiota.

Decidí pausar mi lectura. Ingresé a mi habitación.
Estuve un rato mirando a la nada. Pensaba.
De un momento a otro, mi felicidad se apago. Me puse a razonar millones de cosas.
Tal vez era un idiota que estaba ilusionado con un beso.

“¿Y si el no sintió lo mismo?”

“¿Qué putas me pasa?”

“Tal vez ni está pensando tanto en eso
cómo yo lo estoy haciendo”

“¿El abra sentido lo mismo?”

No sabía responderme. Había cambiado demasiado con eso de que gustes de alguien. Y peor aún...

De alguien que siempre trataste
como una mierda.

Sacudí mi cabeza.

—Debo parar con esto—Dije a la nada. Cómo si alguien llegará a responder.