CAPÍTULO 40: Tres palabras

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Eidan

¿Qué hacía él aquí?

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¿Qué hacía él aquí?

Su mirada furiosa se encontró con la mía por un instante; rencoroso, resentido y muy decepcionado... así lo percibí por ese par de segundos que nos miramos.

Thomas sostenía el casco y parecía que estaba a punto de soltarlo, pero cuando desvió la mirada a los ojos de Hallie, lo apretó más fuerte, porque aun desde la distancia pude ver cómo se le marcaron las venas de sus manos.

Parecía que Hallie y yo estábamos pensando lo mismo; ¿cómo diablos era esto posible?

El rubio nos había descubierto, besándonos; por eso su cara estaba hecha una furia, o quizás también era el hecho de que ella fuera uno de los espectadores de las carreras ilegales que se llevaban a cabo en Charleston. Seguramente, también conocía a Gerard y sabía que él odiaba las motos, y peor aún, las competiciones arriesgadas entre ellas.

La primera en reaccionar fue Hallie; sin pensarlo se apresuró a bajar las gradas casi corriendo mientras empujaba a la gente que frenaba su camino, y yo la seguí, aunque manteniendo la distancia un poco. No tenía ni idea de lo que haría ella, pero cuando llegó al final y corrió hacia Thomas para abrazarlo, me detuve en seco...

El chico rubio se dejó rodear el cuello por los brazos de ella y parecía no entender lo que estaba ocurriendo, hasta que los sublimes labios de Hallie se encontraron con los suyos...

Estaba viendo el perfil de ambos, fundiéndose en un beso que delataba ser el primero... Los labios de ella permanecieron quietos al principio, pero cuando las manos de él apretaron su cintura, empezó a moverlos lentamente, siguiendo un ritmo al que Thomas comenzó a adaptarse también, poco a poco...

Los latidos de mi corazón se detuvieron en ese beso mortal...

La noción del tiempo dejó de ser percibida por mi persona... Todo alrededor dejó de importarme y solamente empecé a escuchar mi respiración pesada; el ruido que hacía la gente, aplaudiendo al nuevo ganador, mientras él besaba a mi chica, no se oía...

Aquella chica que yo había estado besando hace tan solo un par de minutos, ahora estaba ahí, regalándole la magia de su boca a mi peor enemigo...

Volví a enterarme de que tenía un corazón, cuando empezó a dolerme. Me ardía el centro del pecho como nunca antes había sucedido y lo único que quería era que ese beso destructor de mi alma acabara.

Hallie fue quien le dio fin y sus ojos, que estaban entrecerrados, se abrieron por completo, seguidos de los de Thomas. Descolgó las manos de su cuello y lo miró a los ojos:

—¡Ganaste! —exclamó esbozando una sonrisa que parecía demasiado nerviosa—. ¡Lo sabía!

—¿Qué fue eso? —preguntó él arrugando el entrecejo.

Parecía demasiado confundido y estaba seguro de que el corazón le latía tan rápidamente como cuando yo la besé por primera vez...

—Vine a verte —respondió ella y entonces noté que cruzó el dedo corazón de su mano derecha sobre el índice, apuntando en mi dirección.

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