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Aenerys se encontraba en un mundo de sueños, donde la realidad se desvanecía y los deseos más profundos cobraban vida

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Aenerys se encontraba en un mundo de sueños, donde la realidad se desvanecía y los deseos más profundos cobraban vida. En su sueño, se veía a sí misma caminando por los pasillos del Gran Salón, con Jacaerys a su lado, ahora coronado como rey.

Los dos compartían miradas cargadas de complicidad mientras se dirigían a sus aposentos, donde la intimidad y la pasión los envolvían en un abrazo ardiente. Aenerys podía sentir el calor de su cuerpo junto al suyo, el latido de su corazón acelerado en sintonía con el suyo propio.

—Estoy contento de estar contigo mi reina—susurro en su oído pasando las yemas de sus dedos por su espalda—Te amo aenerys...

En su sueño, Jacaerys la miraba con ojos llenos de amor y devoción, prometiéndole un futuro juntos lleno de felicidad y prosperidad. Se veían a sí mismos gobernando juntos, enfrentando los desafíos del reino de la mano, unidos en cuerpo y alma.

Pero justo cuando el sueño alcanzaba su punto máximo de felicidad, Aenerys se vio repentinamente arrancada de su ensoñación por una sensación de confusión y exaltación con el sueño poniéndose completamente negro

Aenerys, se encontraba en medio de un campo de batalla, rodeada por el estruendo de la guerra. El cielo estaba oscurecido por el humo de las llamas que devoraban las tierras, mientras los gritos de los soldados resonaban en sus oídos como un eco de desesperación.

En lugar de estar junto a Jacaerys en un tronoñ, lo veía luchando en la línea del frente, su rostro marcado por el cansancio y la determinación. La guerra civil entre Aegon y Rhaenyra por el trono consumía el reino, dividiendo familias y sembrando el caos en todas partes.

Aenerys se sentía impotente, atrapada en medio del conflicto sin poder hacer nada para detenerlo. Cada vez que intentaba acercarse a Jacaerys para protegerlo, era empujada hacia atrás por la marea de la batalla, separándola de él en un mar de dolor y desesperación.

El sonido de las espadas chocando y los gritos de los moribundos llenaban su mente, mientras la pesadilla se volvía cada vez más angustiosa. Se sentía atrapada en un ciclo interminable de violencia y sufrimiento, sin esperanza de escapar.

Entonces, en el cielo estrellado, vio una imagen que la dejó sin aliento: la figura de su dragón, teraxes, envuelta en llamas y cayendo en picada hacia la tierra. El corazón de Aenerys se detuvo ante la visión, sintiendo un profundo dolor en su pecho.

Era como si la misma muerte hubiera venido a visitarla en sus sueños, advirtiéndola del peligro que acechaba a su fiel compañero y a su adorada familia. Un escalofrío recorrió su espalda mientras comprendía el significado de la premonición.

Sin perder un segundo, Aenerys se vistió apresuradamente y salió corriendo hacia el, determinada a encontrar a teraxes y protegerlo a toda costa. La imagen de su dragón envuelto en llamas seguía atormentándola, impulsándola a actuar antes de que fuera demasiado tarde.

God Is a woman||Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora