Capítulo 2

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Ah... al fin.

Después de tanto tiempo podía relajarse y disfrutar de las manos de Dan recorriéndole todo el cuerpo.

Sabía bien que un masaje relajante más que terapéutico no era la solución a la tensión acumulada en los hombros y que eso tampoco eliminaría la lesión que tanto le jodía en el entrenamiento. Al menos podía cerrar los ojos y dejarse tocar, perderse en las sensaciones y percibir su olor, disfrutar de eso.

Kim Dan liberaba sus feromonas, parecía leer su mente y descubrir en ella la desesperación que tenía por percibirlas.

Todo era increíble.

Su hijo en un pequeño corral que le tenían junto a la ventana de la habitación, gateaba en una dirección y en otra haciendo ruido con los juguetes que los chicos del gimnasio le enviaban. Ahora tenía una enorme colección que se amontonaba en cada rincón de la casa. Realmente esos juguetes estaban por todas partes, era como si esa pequeña persona de tamaño diminuto pudiera ir hasta el lugar más oculto y perderse durante mucho tiempo sin aburrirse porque encontraría algo para jugar.

—¡Ah! ¡¿Qué estás haciendo?! — gritó a causa del dolor. Kim Dan acababa de ejercer presión en el hombro y lo había obligado a mover el brazo en una dirección que no le gustaba para nada.

—Es tu hombro. Está peor que antes y sigues sin tomarte un tiempo de descanso.

—Me tomé dos meses cuando Sunjae era un recién nacido.

—Sí, pero la idea era descansar después de una cirugía, no descansar sin hacerte la cirugía.

—La cirugía necesitaría tres meses de recuperación y terapia de rehabilitación. No tengo tiempo para eso, tengo varios combates en puerta para este año y mi reputación depende de eso.

—¿En serio tu reputación es más importante que tu salud física? Jaekyung, tu reputación depende de tu salud física ¿Qué demonios pasa contigo?

—¡Cierra la puta boca! Ya te dije que no voy a operarme— se levantó de la cama. No fue consciente en todo momento, pero supo que había sido muy brusco al apartarse de Kim Dan y que terminó por darle un empujón en el que no midió su fuerza.

Maldita sea. Nunca cambiaría.

Kim Dan tropezó hacia atrás, el aura tranquila y pacífica se desvaneció de forma incomoda y el bebé, parecía haber captado que las cosas se pusieron mal, se echó a llorar en un berrinche inexplicable. Kim Dan se limpió las manos y corrió hasta él para tomarlo en sus brazos.

Mierda ¿Por qué era así?

Recordó todos los desprecios de su oscuro pasado, todas esas veces en las que apartó a Kim Dan de mala gana y le vio una expresión llena de dolor y confusión. Así era, justo ahora Kim Dan tenía de nuevo esa cara, esa cara que reflejaba que acababa de lastimarlo.

Jaekyung se percató de que todavía llevaba el uniforme del hospital, su omega había llegado a casa y lo primero que había hecho fue acercarse a él para robarle un tímido beso y descifrar su dolor, porque lo empezó a tocar en los hombros y cuando Sunjae terminó de beberse el biberón, le preguntó si le gustaría un masaje. Aún y cuando lo más probable era que hubiera tenido una tarde infernal llena de trabajo en el hospital. Él nunca le preguntaba cómo le iba y en cambio Kim Dan siempre encontraba la manera de hacerlo hablar para que dijera en voz alta todo lo que le preocupaba.

¿Qué era esa extraña sensación en el pecho?

Miró a su compañero y a su hijo abrazados el uno del otro. Él permaneció a la expectativa sin poder dar una razón de ser a todo lo que pasaba en su vida.

Ahora que somos 3 (Jinx)Onde histórias criam vida. Descubra agora