Capítulo 12

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—Buenos días— sorprendió a Kim Dan mientras sacaba a Sunjae de la cama y buscaba dentro del armario la ropa que llevaría ese día. Se apropió de la misión de meter unas cuantas cosas en la mochila que acostumbraban a llevarle al gimnasio por si se ensuciaba, por si le daba sueño, por si quería comer algo, por si buscaba algo para jugar, etcétera.

Entre los dos se coordinaban bastante bien. Sunjae los abrazaba en modo cariñoso, era tan lindo.

Su hijo era tan feliz, y él no podía sentirse mejor de tenerlos a los dos.

—¿Crees que se parece a mí? — comenzó Kim Dan—. La abuela no deja de repetirlo, trajo un álbum de fotos mías y se la pasa haciendo comparaciones entre Sunjae y yo.

—Son demasiado parecidos. Tiene tus ojos, incluso esta pequeña línea que se dibuja junto a sus labios cuando sonríen— Kim Dan todavía tenía al niño en brazos y eso no significó un obstáculo para tocar su rostro y acariciar la línea de la que hablaba. Sus feromonas y las de Kim Dan flotaron sutilmente por el aire y se inclinó para darle un beso.

Sus labios no llegaron a tocarse, desde abajo se escuchó el golpeteo en las puertas de los muebles de la cocina y varios satenes azotándose entre sí.

—¡Dan! Mi niño... ¿Vendrías a darme una mano? No encuentro lo que busco.

—¡En seguida abuela!

La magia se rompió en cientos de pedacitos. Kim Dan le puso al niño en brazos, le pidió que terminara de peinarlo y no pasó mucho tiempo para que dejaran la habitación y se preparan para reunirse con Kim Dan y la abuela para el desayuno.

Sunjae le dio la mano, quería bajar sin ayuda y Jaekyung que era siempre tan hipersensible se percató de la conversación entre esos dos. Hablaban bajito, pero él era bueno escuchando lo que otros decían en secreto porque toda su vida había habido alguien que hablara a sus espaldas.

—Abuela, no puedes seguir con esto. Se habrá dado cuenta de lo de anoche. Sunjae ya estaba dormido.

—¿Qué pasa contigo mi niño? Se supone que esta vez harías las cosas correctamente, pero todo lo que haces es arrojarte a sus brazos en cuanto lo ves.

—No lo hago.

—¿Qué hubiera pasado anoche si no llego para salvarte?

—Abuela...

—Jaekyung menospreció su relación, habló de ti como si fueras una compañía de contrato en un servicio. No es así como un alfa debe hablar de su compañero. ¿Sabes qué? Ese muchacho me recuerda mucho a tu abuelo, es un seductor, hará lo que sea hasta hacerte caer y una vez que te tenga entre sus manos ya sabes que hará; te volverá a lastimar. Mi niño, hazme caso, no quiero verte llorar otra vez.

—¡Abuela! — ay no. Sunjae ya había llegado al final de las escaleras y se escabulló entre sus piernas para correr y abrazar a la abuela.

Jaekyung salió de detrás de la pared y bajó la cabeza ante la abuela de Kim Dan en señal de respeto.

—Buenos días señora.

—Buenos días— en modo cortante ella correspondió a su saludo, se acercó a la estufa y sirvió el desayuno para su nieto y su bisnieto. Kim Dan hizo el amago de dejar la mesa e ir a servir algo para él, pero lo detuvo y fue hasta la cocina.

Miró la comida y se le revolvió el estómago, con todo lo que escuchó se le había quitado el hambre.



Una semana después las cosas no parecían mejorar entre él y la abuela, ella de una u otra forma siempre aparecía en el momento justo donde intentaba acercarse a Kim Dan. Ni siquiera había ido a él con insinuaciones sexuales, la realidad es que sólo quería agradecerle por su trabajo, porque el entrenamiento no estaba siendo agotador y mucho menos doloroso. Kim Dan parecía emocionado con el tratamiento que le daba a su cuerpo, así que por una vez desde que ellos se conocían quería reconocer en voz alta que hacía un buen trabajo.

Ahora que somos 3 (Jinx)Where stories live. Discover now